EL DOCUMENTAL QUE HA REVOLUCIONADO LA CIUDAD

Tras el objetivo (político)

Xavier Artigas (izquierda) y Xapo Ortega, junto a la imagen pixelada de Patricia Heras.

Xavier Artigas (izquierda) y Xapo Ortega, junto a la imagen pixelada de Patricia Heras.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Su preestreno no pudo ser menos discreto. No en vano su objetivo era llamar la atención de los barceloneses; que el mensaje trascendiera. Fue el 8 de junio del 2013, en un abandonado Palau del Cinema de la Via Laietana, previamente okupado para la ocasión y rebautizado como Cinema Patricia Heras. Pese al desobediente y exitoso estreno -lograron llenar las 800 butacas de la vieja sala-, no ha sido hasta un año y medio más tarde cuando el trabajo de investigación de Xavier Artigas y Xapo Ortega, directores de Ciutat Mortaha conseguido un impacto masivo en la ciudadanía, después de su peleada emisión el sábado pasado en el Canal 33.

"Llevábamos años de negociaciones con TV-3. En el 2012, durante la realización, intentamos que fuera una coproducción; y nos habían dicho cuatro veces que no; pero después de pasar por los festivales, logramos un compromiso de que se emitiera. Pero nos iban dando largas; nos decían que era un tema muy incómodo, que esperáramos a que pasaran las elecciones... Ya habíamos tirado la toalla", expone Ortega. Pero, cuando ya daban por hecho que el documental no asomaría en las -en ese momento no podían imaginar cuántas- casas catalanas, recibieron la llamada del diputado de la CUP David Fernàndez, amigo de los directores, pidiéndoles información para formular una pregunta en la comisión de control de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals. La pregunta desencalló la negociación, ya que la dirección de la cadena negó que existiera dicho diálogo y los directores amagaron con difundir los correos que demostraban su existencia , lo que forzó un compromiso ya en firme: la emisión en la tele pública a finales de enero.

Sobre la repercusión que ha tenido la emisión del largometraje, Ortega insiste en que el objetivo de Ciutat Morta Ciutat Morta"no es que se hable del documental, sino que se reabra el caso". "Que se haga justicia", añade Ortega, quien, respondiendo a las críticas sobre la abierta parcialidad del documental, subraya que se trata de "una campaña política". "Hacer un producto artístico formaba parte de la estrategia, para que se exhibiera en festivales", prosigue el director, convencido de que existen pruebas suficientes para reabrir el caso en el punto en el que quedó en el 2008. "Entonces, además, no había la condena por mentiras y torturas a los dos policías cuya declaración fue clave", apunta el codirector (en la frenética jornada de ayer los dos activistas (este es un trabajo sobre todo de activismo) se repartieron la atención a los medios).

Quintana y Benítez

Lo artístico del documental no fue lo único planteado en términos de estrategia en la campaña política para que se reabra el bautizado como caso 4-F, caso 4-F,campaña que nació al calor de las plazas del 15-M. Sus directores se conocieron en la de Catalunya, y el 15-M fue, a ojos de Ortega, "un revulsivo" porque "el sistema se puso en cuestión". "Y casos como los de Ester Quintana y Juan Andrés Benítez también han ayudado a que la gente ponga en duda la versión policial", añade. Fue también parte de la estrategia la presión en las redes sociales para la emisión del documental -en el último año se había emitido íntegro (con los cinco minutos ahora censurados por el juez) en multitud de  ateneos y casalsy la campaña de promoción viral low cost, que logró que la audiencia de un documental de dos horas un sábado por la noche en un canal minoritario logrará un share histórico.share

Artigas y Ortega trabajan ahora en otra campaña política para explicar la historia de Idrisa Diallo, joven subsahariano fallecido la noche de Reyes del 2012 en el CIE de Barcelona. "Queremos girar la cámara, acompañarle hasta el país donde nació", concluye Ortega. Buscan financiación para el proyecto, que pretenden más profesional -no mejor, sino remunerado-, aunque igual de militante.