Cuenta atrás para evitar el paro durante el Mobile World Congress

TMB se vuelca en el diálogo con el metro para que renuncie a la huelga

Mesa de negociación entre la plantilla de metro de TMB y la empresa, ayer.

Mesa de negociación entre la plantilla de metro de TMB y la empresa, ayer.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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La reunión se celebra en la planta 1 de la dirección general de Relacions Laborals. En el pasillo están colgadas las fotos en blanco y negro de todos losconsellersde Treball de la historia de la Generalitat. En sus cogotes, tras la pintura y el ladrillo, la plantilla de metro de TMB discute con los representantes de la empresa mientras el mediador intenta poner algo deseny.En la sala de al lado, casualidades de la crisis, los trabajadores de Spanair y Newco batallando por su ERE. Ayer, segundo día de negociación para evitar la huelga del transporte público en Barcelona, se respiró una cierta sensación defavoritismohacia el metro. Quizás era solo una intuición, como si la compañía buscara acercar posiciones con los del subterráneo para que rompan el acuerdo de«todos o ninguno»suscrito en asamblea con los compañeros de la superficie. El encuentro se cerró sin pacto, pero con puntos de vista no tan alejados. Hoy habrá más diálogo. Por la mañana le tocará al bus. Por la tarde, regresará el metro.

«Sabemos perfectamente que los tipos que van al congreso de móviles cogen el metro. Por eso la empresa les está mimando más que a los del bus, que siempre hemos sido más folloneros». La historia reciente le da la razón a este veterano conductor que ayer hacía guardia bajo el edificio de Treball. Preguntados sobre la posible escisión, los presidentes de ambos comités de empresa sostenían que la unión de ambas plantillas es «inquebrantable porque así lo quiso la asamblea», pero no descartaron que una de las dos mesas de negociación acabe con acuerdo y la otra, no. ¿Qué pasaría entonces?

PASADOS OPUESTOS / El comité de bus atesora 22 días de huelga entre 2009 y 2010 por la lucha de las dos jornadas de fiesta semanales, mientras en el suburbano todo ha sido un remanso de paz desde marzo de 1994, la última vez que la ciudad se quedó sin transporte público. La dirección lo sabe y por eso parece acogerse hábilmente al dicho de divide y vencerás, aunque esta sea una victoria a medias. Ayer ofreció pagar el IPC pendiente del 2011 en dos abonos que se harían entre el 2013 y el 2014 y actualizar la tabla salarial hasta subir el jornal otro 2,4% en los próximos tres años. Es exactamente lo que pide la plantilla, pero con tiempos muy distintos, ya que ellos exigen para ya mismo la actualización de los salarios que fija el convenio.

Hoy, con todos convocados en la sede de Relacions Laborals, se verá si la oferta es la misma en ambas mesas. Faltan cinco días para que empiecen esas 96 horas de huelga que coinciden con el Mobile World Congress, cuya dirección debe estar siguiendo con preocupación los acontecimientos después de que hace escasos días exigiera a la Administración que haga «todo lo posible» para evitar un boicot que a día de hoy no parece tener marcha atrás.

En el caso de que el diálogo muera sin que metro, bus o los dos cedan, la empresa ya presentó ayer su propuesta de servicios mínimos. Reclama que el transporte público funcione al 80% de su capacidad durante las horas puntas de mañana y tarde, y el 60% el resto del día. Los sindicatos se lo tomaron medio en broma y explicaron que esto supondría «casi trabajar más que en una jornada normal». Ellos sostienen que lo ideal es el antecedente de la huelga general del 29 de septiembre, con el 25% del servicio en horas punta y paro total el resto del día.

Es imposible avanzar un pronóstico más allá de constatar que la situación está mejor que hace dos días. Y más allá de tener en cuenta que la prisa y la presión ajena al conflicto pueden ser determinantes.