Un tejado icónico para el nuevo Sant Antoni

Tras cinco años de obras, el esqueleto original, sobre la estructura reforzada.

Tras cinco años de obras, el esqueleto original, sobre la estructura reforzada.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tantas fechas se han difundido ya sobre la teórica reapertura del histórico mercado de Sant Antoni remodelado, que ya nadie se atreve a pronunciarlas con la boca grande. Pero el ayuntamiento, enfilada la recta final de la obra, asevera que el estreno será para final del 2016 o principios del 2017. Una epopéyica reforma de siete años que dejará atrás hallazgos arqueológicos a tutiplén -que llegaron a poner en jaque el proyecto comercial-, retrasos presuestarios y otras incidencias inherentes a una intervención fijada en 60 millones y que finalmente podría elevarse algo más. Mientras los comerciantes reivindican la campaña de Navidad del próximo año en el nuevo recinto, el ayuntamiento confirma que este tendrá un final feliz con la instalación de una gran cubierta de cerámica vidriada de inspiración modernista, en busca de lo que un día fue su aspecto de finales del siglo XIX.

La conversión hacia un mercado del siglo XXI, que encima rinda culto a su pasado, bien merece que Sant Antoni se remate a lo grande. La reciente llamada de los comerciantes a la aportación de fotos o pistas que ayudasen a recrear el original fue misión complicada, después de que en la época del porciolismo la cerámica pasara a mejor vida (en paradero desconocido), sustituida por un feo tejado de uralita. Por suerte, señalan fuentes del mercado, quedaba algún rastro en la cúpula, que se utilizara como pista o eslabón hacia lo perdido. Desde Mercats de Barcelona, destacan que el carácter monumental e histórico del equipamiento implicaba que tanto la estructura como su cubierta respetase al máximo su concepción original, de cuando el arquitecto Antoni Rovira Trias lo empezó a proyectar en 1872.

Por eso la reforma, a cargo de el equipo de arquitectos Ravetllat Ribas, contará con un equipo especializado en pos de reproducir ese estilo modernista en piezas de cerámica. Un tejado llamado a convertirse en elemento icónico, como lo es desde su estreno el de Santa Caterina.

Expectación

A pie de calle, no obstante, lo que se paran a mirar los viandantes es el vertiginoso esqueleto original que se levanta junto a la calle de Urgell, tras más de cinco años de obras. Para tratar de recuperar el tiempo perdido tras el encuentro y estudio de restos romanos y del baluarte del siglo XVII (que se podrán ver parcialmente en un sótano público), se trabaja a dos niveles. Por un lado, en la construcción de la estructura bajo rasante iniciada hace 15 meses y que acabará en un año. Su particularidad, según técnicos municipales, es que se realizan por «procedimiento descendente», ejecutando los forjados conforme se va excavando. La semana pasada, sin ir más lejos, acabó el apuntalamiento del camino romano aparecido en plena obra. En paralelo, prosigue la consolidación de la estructura del recinto sobre rasante, que culminará este año, para poder iniciar la cubierta.

Durante el próximo semestre se licitarán las obras de «arquitectura, transporte vertical e instalaciones del conjunto», con lo que solo quedarán las obras que cada operador (vendedor) haga en sus puestos y en los espacios del sótano -1. Posteriormente, restará licitar las cuatro nuevas plazas públicas abiertas a cada una de las calles del perímetro.

Un maratón de obras en las que no se ha escatimado, por tratarse del mercado rey de la ciudad (tendrá 15.000 metros cuadrados comerciales, doblando a Santa Caterina) que no solo conecta dos distritos, sino que se considera dinamizador de todo el eje comercial de Sant Antoni. Su coste supera incluso el de los Encants de Glòries (57 millones), aunque en aquel caso fue obra nueva.

Xavier Viadé, presidente de la zona de los Encantes (122 paradas de ropa y menaje), reclama ante todo que la obra mantenga el ritmo y se culmine antes de septiembre del 2016 para poder preparar los puestos a tiempo de iniciar la campaña navideña. Quienes más lo han sufrido han sido los vendedores del entorno (unos 40), que siguen a pie de calle. Maria Masclans, presidenta del área de alimentación, recuerda que el traslado a una carpa (con 96 puestos en la actualidad) dejó atrás a muchos clientes que cambiaron de hábitos buscando tiendas más cercanas, y a los que habrá que recuperar aportando calidad.