El teatro Arnau no tiene solución y será derribado

El teatro Arnau no tiene solución y será derribado. Tras conocer los resultados del estudio técnico encargado por el Ayuntamiento de Barcelona en el marco del proceso participativo para recuperar el teatro, la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, ha confirmado este viernes que el reivindicado equipamiento cultural del Paral·lel tendrá que ser derribado y levantado de nuevo. "Para volver a convertir el Arnau en un espacio practicable, como sigue siendo nuestro compromiso, primero tenemos de derribarlo. No tiene cimientos", ha señalado la concejala, quien ha admitido que encajar el fatal desenlace del edificio, el último teatro de barraca en pie en la ciudad, fue "un duro golpe" para las entidades que llevan muchos años luchando por el espacio (la propia Pin lo okupó en su vida anterior como activista para reivindicarlo).

El estado ruinoso del edificio, que adelantó el jueves este diario, no modifica, insisten, la intención municipal de volver a convertir el teatro en un espacio para la cultura, pero retrasa (y mucho) el calendario. No solo porque hay que levantar un nuevo edificio, sino porque hay que prever que bajo el mismo habrá seguro restos arqueológicos. La muralla del Baluard, sin ir más lejos, patrimonio que no ha servido para convencer al 'conseller' Vila de que había que impedir la construcción de dos hoteles de lujo en el barrio, pero que sí puede retrasar la construcción del nuevo Arnau, por el que el ayuntamiento reitera la apuesta (auqnue no falta quien teme, no sin motivos, que con el tiempo la aparición de un nuevo solar en el codiciado enclave acabe con el mismo destino que el de Drassanes). 

Como avanzó este jueves este diario, las asociaciones vecinales y culturales conocieron el miércoles el resultado del informe técnico y, tras el golpe inicial, coincidieron con lo expresado este viernes por Pin: "Antes construíamos una idea a partir de un edificio, y ahora se construirá un edificio a partir de una idea". El proceso participativo, pues, sí sigue en pie, y los defensores del espacio, tras el disgusto inicial y las lágrimas en memoria de Raquel Meller, y quizá a la fuerza, se han pasado al no hay mal que por bien no venga. Por aquello de hacer de la crisis una oportunidad. "El nuevo edificio se podrá diseñar a la medida del resultado del proceso participativo", aseguran. Un proceso que tiene prevista una jornada participativa el próximo día 5 (sin la visita de obras que preveían, claro).

En las muchas sesiones de trabajo que se habían realizado antes de saber que no había futuro para el actual Arnau, se había llegado a dos ideas de consenso: el lugar debía estar consagrado a la cultura y reservar un espacio a las memorias -la artística y la obrera- del Paral·lel. 

DOS MILLONES DE EUROS POR UNA RUINA

El alcalde socialista Jordi Hereu, anunció en febrero del 2011, en un acto de las primarias del PSC que le ganó a Montserrat Tura, que el Ayuntamiento de Barcelona había concretado la compra del antiguo teatro del Paral·lel, por algo más de 2 millones de euros, a la Iglesia Evangélica China. El último gran anuncio de Hereu antes de perder la alcaldía. Tras cinco años abandonado, ahora habrá que tirarlo.