Cuatro años de ostracismo municipal

El teatro Arnau languidece olvidado y en ruinas en el renacido Paral·lel

El teatro Arnau tras una frondosa arboleda, en la esquina del Paral·lel y Nou de la Rambla, edificio abandonado y apuntalado, adquirido por el ayuntamiento en marzo del año 2011.

El teatro Arnau tras una frondosa arboleda, en la esquina del Paral·lel y Nou de la Rambla, edificio abandonado y apuntalado, adquirido por el ayuntamiento en marzo del año 2011.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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La forma en la que se anunció la compra del edificio por parte del Ayuntamiento de Barcelona no auguraba nada bueno. Lo comunicó el entonces alcalde Jordi Hereu -hasta ahí todo en orden-, pero lo hizo de forma inaudita en un acto de las primarias socialistas, en febrero del 2011. La compra del teatro Arnau a la Iglesia Evangélica China se sellaba solos un mes después, a finales de marzo de aquel año, en una de las últimas decisiones de calado del socialista antes de abandonar la alcaldía. La ciudad pagó por el viejo cabaret, cerrado desde 1994 y entonces ya en muy mal estado, dos millones de euros.

Hoy, cuatro años después, el edificio municipal sigue en estado de absoluto abandono, estampa que resulta aún más llamativa en el actual contexto: un Paral·lel a punto de ultimar su reforma (está previsto que los trabajos finalicen el mes próximo).

En abril del 2013, dos años después de la compra municipal y con ya un año de rodaje del actual gobierno local, de CiU, el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana, descartó la posibilidad de que fuera el ayuntamiento -su propietario- quien rehabilitara el teatro, uno de los más antiguos de la avenida, levantado a finales del siglo XIX, y el único que conserva, pese a su deterioro, la fisonomía original: sin pisos encima y con aspecto exterior con un aire industrial.

El concejal agregó que se buscaba un inversor privado para que asumiera la reforma -de un coste estimado de 10 millones de euros- y la gestión del espacio, en una concesión "a muy largo plazo", idéntica respuesta a la que da el municipio hoy, dos años después. Y en eso siguen, dicen. "El compromiso municipal es convocar un concurso para la gestión del espacio, y la primera condición del concurso es que el espacio sea un equipamiento cultural", apunta un portavoz municipal, que no pudo precisar un calendario para la convocatoria de ese concurso.

La plataforma vecinal Som Paral·lel -creada para denunciar la forma a sus ojos poco participativa en la que se decidió hacia dónde iba la reforma de la avenida- se opone frontalmente a esa idea y pide que se blinde el teatro como un equipamiento público. Sueña con convertir el espacio en un centro de cultura popular del Paral·lel, «que se convierta en equipamiento de proximidad autogestionado y en referente de la creación cultural, siguiendo el modelo del Ateneu Popular de Nou Barris», apunta Javier Rodrigo, de Som Paral·lel. «El Arnau podría ser un símbolo del Paral·lel que queremos», prosigue. Eso se haría dedicando un espacio a la historia del Paral·lel, «tanto repasando la historia del espectáculo y el ocio popular, como los movimientos sociales y obreros que configuraron la avenida», señala Enric H. March, uno de los impulsores de la campaña Salvem L'Arnau -bajo el paraguas de Som Paral·lel-, que se presentará en público esta tarde en la biblioteca Joan Oliver, en un acto programado dentro de la fiesta mayor del barrio de Sant Antoni.

RECUPERAR VIEJOS FORMATOS

«Es la única sala de estas características que se conserva en Barcelona y es importante respetar la estructura», incide March, quien añade que la recuperación del teatro puede ser una oportunidad para programar los viejos espectáculos que triunfaron en el Paral·lel y que ahora no tienen cabida en teatros comerciales, como pantomima, revista», prosiguen Rodrigo y March, insistiendo en su oposición a que el municipio externalice su gestión, tal y como ya hizo con el teatro de enfrente, el Barts. En aquella ocasión, el consistorio convocó un concurso que ganó la SGAE, quien aún tiene la concesión del espacio -también fue una concesión a largo plazo, como la que se plantea ahora para el Arnau, pero no lleva la gestión, ya que, con el visto bueno del ayuntamiento, la cedió a un tercero, actual programador de la sala.

PROPUESTA SIN VALORAR

Fuentes municipales no quisieron ayer valorar la propuesta de Salvem l'Arnau, que aboga también por aprovechar para el futuro centro popular el trabajo realizado hace dos años para la exposición El Paral·lel 1894-1936: Barcelona i l'espectacle de la modernitat, en el CCCB.El Paral·lel 1894-1936: Barcelona i l'espectacle de la modernitat, 

Sea un espacio de cultura popular autogestionado como piden los promotores de la campaña vecinal que hoy se viste de largo o un espacio cultural de gestión privada, todos en los tres barrios que se funden en el Paral·lel -Poble Sec, Raval, donde está administrativamente el Arnau, y Sant Antoni- coinciden en la necesidad de tomar cartas en el enquistado asunto. El ayuntamiento insiste en que una de las condiciones del concurso para externalizar la gestión será que sea un equipamiento cultural. De hecho ha descartado propuestas que iban en otras direcciones.