Conflicto de convivencia en Esplugues

El suicidio del dueño de un 'wok' moviliza a los chinos

El empresario no aguantó la presión vecinal, que la familia tacha de «racista»

DAVID PLACER
ESPLUGUES DE LLOBREGAT

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El suicidio, el pasado sábado, de un empresario chino de 47 años que intentaba poner en marcha su restaurantewokdesde hace un año encendió ayer los ánimos de un centenar de compatriotas y empresarios de diferentes nacionalidades en Esplugues. El colectivo se manifestó para denunciar la presunta «discriminación» por parte de vecinos que lo denunciaron y un supuesto exceso de celo municipal en el cumplimiento de las normativas vigentes.

Los manifestantes cortaron la calle de Laureà Miró, la carretera de Cornellà y el Trambaix en su marcha de protesta desde el restaurante, en el número 6 de la calle de Josep Anselm Clavé, donde se quitó la vida el comerciante, hasta el ayuntamiento.

La indignación entre los familiares, amigos y empresarios chinos llevó a un enfrentamiento con la policía local y los Mossos d'Esquadra, que cerraron las puertas del ayuntamiento por seguridad. «Cada semana le pedían un requisito adicional y cuando lo solucionaba, le volvían a pedir otra cosa diferente», dijo Lam Chuen Ping, presidente de la asociación de empresarios de Cantón. «El consulado de China está al tanto del caso y pedirán una reunión con la alcaldesa para que finalmente dejen abrir el local», agregó.

Tras una inversión millonaria y un elevado alquiler mensual, el restaurantewok(con plancha al momento y menús de 8,5 euros) abrió con un permiso provisional y fue cerrado en dos ocasiones: la primera en abril y la segunda en diciembre, cuando ya tenía la licencia municipal en regla. En total, solo estuvo abierto dos meses en un año, un tiempo en que el empresario fue multiplicando sus deudas.

«Los vecinos se quejaban de que olía a comida. Reforzamos la chimenea para evitar fugas y cambiamos la rejilla en la azotea para que el humo se disipara más rápido. Entonces nos denunciaron porque hicimos las obras sin consultarles. Es un problema de racismo: no querían un restaurante chino bajo sus pisos nuevos», dijo You Zhou, de 19 años, hijo del fallecido que cree que el ayuntamiento aplicó la normativa «al límite».

Una vecina del bloque que denunció al restaurante señaló a este diario que «había sufrido mucho con el tema» y no quiso dar más detalles del conflicto vecinal por los olores a comida en el ascensor y en algunas viviendas, según sus denuncias. Ningún otro vecino del bloque atendió a este diario.

MÁS AFECTADOS / Al menos otros cuatro empresarios locales se unieron a la manifestación contra la política municipal de licencias. «Me han obligado a cerrar la campana y a apagar la televisión porque dicen que ocasionan vibraciones en el edificio», asegura Aura Álvarez, dueña de un bar en la misma calle.

El ayuntamiento solo quiso explicar en un breve comunicado que ha seguido en todo momento los procedimientos legales y que «lamenta profundamente los hechos ocurridos». Los manifestantes han convocado hoy a mediodía otra manifestación frente al Ayuntamiento de Esplugues donde volverán a pedir audiencia para exigir la apertura del local.

Nazzie Hussein, otro de los asistentes a la marcha de ayer, mantiene cerrado su local por motivos idénticos al empresario fallecido. «El ayuntamiento me aprobó un proyecto para instalar un negocio de comida rápida, pero los vecinos se quejaron por los olores y me cerraron. Quiero venderlo como sea», explicó.

Los empresarios chinos han animado a la familia a demandar por daños y perjuicios al ayuntamiento por haber concedido la licencia y, acto seguido, ordenar el cierre del negocio.