BARCELONEANDO

Nos hacemos falta

Son tiempos en los que todos necesitamos a alguien que nos saque las castañas de fuego

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Javier Pérez Andújar

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Empieza este noviembre con el centenario de la revolución de octubre. Noviembre es el mes de las brasas al rojo vivo, de cuando deja de flamear el fuego y de cuando va a encenderse. Todo eso está en los hornillos, en las ollas de las castañeras, y de una manera crepuscular en una deliciosa canción que Sandy Denny le dedicó a los últimos días de noviembre. Aquel folk rock era de poetas y teteras, de abdicación de una cultura que solo fue feliz mientras fue contracultura. Sin embargo las cosas vuelven, aunque sea en forma de llavero, de recuerdo, de souvenir. Lo auténtico tiende a lo 'vintage'.

Lo hemos visto en el cine, en cómo las películas para ser auténticas quieren parecerse a las viejas películas que eran verdaderas porque salían de la vida. Por ejemplo, en los filmes de Berlanga, Rafael Azcona copiaba de la calle, y ahora el cine de risa copia de Azcona. Pero es que las segundas generaciones son un callejón sin salida. Una vez me pillé en Bélgica un ensayo a ratos académico sobre aquel grupo terrorista alemán, Baader-Meinhof, que se titulaba RAF. 'Guerrilla urbaine en Europe Occidentale', escrito por Anne Steiner y Loïc Debray (Éditions L'Échappée, 2006). Fue en la librería Aurora, de la avenida Jean Volders, de Bruselas. Un lugar destartalado lleno de bustos con la figura de Lenin. La piedra gris de la fachada estaba desportillada, y se pasaba por una puerta muy pequeña de madera hecha astillas y forrada de carteles de organizaciones comunistas pegados con celo.

Con acento ruso

El nombre que le habían puesto a la librería era el del legendario crucero que dio el cañonazo de salida en la revolución soviética. Llevaba el negocio un señor robusto con barba y jersey, y que hablaba francés con acento ruso. Creo que por eso nos entendimos. Cioran decía que Dios oscila entre Rusia y España, entre Dostoievski y el Greco, “países preñados de Dios”. (Recientemente, Hermida Editores ha publicado en versión íntegra 'Lágrimas y santos', el libro donde dejó esto escrito el pensador rumano, que yace enterrado en el cementerio de Montparnasse de París junto a Tristan Tzara, también rumano, y dadaísta, Beckett, Cortázar, César Vallejo, las cenizas de Carlos Fuentes, Baudelaire, Jean-Paul y Simone..., cada cual en su éxodo particular).

Aunque sea en forma de llavero o de recuerdo, lo auténtico tiende a lo 'vintage'

En la cristalera de la librería estaba serigrafiada la silueta del buque en rojo y negro, y el marco del escaparate dibujaba esos arcos modernistas tan abundantes en aquel barrio, en realidad son municipios, de Saint-Gilles. No en vano fue donde vivió el arquitecto Victor Horta. La diferencia entre el modernismo de Horta y el modernismo de Gaudí es la misma que va de construir la Casa del Pueblo para que se reúna el movimiento socialista de Bruselas a construir la colonia Güell para que los patronos de la industria textil den casa a sus obreros sin salir de la fábrica. No recuerdo el nombre del librero, pero sí que esa mañana empezamos hablando de Babeuf, protocomunista que murió en la guillotina, y que al poco rato nos enredamos en lo que le apetecía, que eran los actos conmemorativos del 110 aniversario del nacimiento del surrealista y luego realistasocialista Louis Aragon.

Tres euros la docena

Insistió mucho en que no me los perdiera, pero acabé visitando bares de nombres extraños. En el libro de la RAF se explica que las segundas generaciones nacen para justificar a las primeras. Que el objetivo de los miembros iniciales de aquella banda estaba en la calle, y que quienes siguieron tenían como objeto liberar de la cárcel a sus predecesores. Pues bien, ahora ocurre igual con las barberías del barrio, donde se exhiben a modo de museo brochas, navajas, tijeras antiguas que guardan de quienes les enseñaron el oficio. Y también sucede lo mismo en los puestos de castañas asadas. Por ejemplo, aquí en el Clot, en la plaza de la Oca, estos días la gente forma largas colas delante de un puesto delicioso que ha colgado en una puerta, junto a los sacos de carbón vegetal, un fuelle, una rasera, unas tenazas..., todos aquellos útiles que empleaban las castañeras de antes. Y además tiene unos carteles en chino, pero no sé qué dicen. El caso es que este año las castañas van a tres euros la docena, y los boniatos según tamaño.

Las castañas humean en las brasas como ánimas del purgatorio

Nadie como Ibáñez ha tirado de chiste de castañeras, sobre todo en las historietas de Rompetechos. El tipo cerril que no ve más allá de su nariz, encabronado hasta la violencia por su propia cortedad de miras. Todavía llevamos dentro ese monstruo, basta con abrir el Twitter para comprobarlo. En una portada, Rompetechos confunde el puesto de una castañera con un confesionario. Pero es que las castañas humean en las brasas como ánimas del purgatorio. Recordemos a Cioran, estamos preñados de religiosidad. Desde Zurbarán, aquí arden hasta las sombras. Creyendo haber formado un país, hemos fundado una religión. Una y otra vez. Lo cantaban los Four Tops a golpe de palmadas: "I can't help myself", no puedo ayudarme. Es que nos hacemos falta todos. Todo el mundo necesita a alguien que le saque las castañas del fuego. Nos necesitamos.