BALANCE DE UN MANDATO

Salud, dinero y amor

RAMON COMORERA / BARCELONA

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La institución catalana más joven, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) hija del 2011 tras una larguísima gestación, es también la que mantiene un mayor consenso político, cabría decir que hasta insólito, en su gobierno y gestión cotidianas. Este acuerdo es la base del "éxito", sostienen los a priori antagónicos progenitores pero con la 'química' precisa para colaborar, el alcalde de la capital, Xavier Trias (CiU), y el homólogo de Cornellà, Antonio Balmón (PSC). Claro que todo es más fácil si se trabaja con "discreción", según afirmó el segundo, o lo que es lo mismo, modulando hacia dentro las actuaciones y las inevitables discrepancias. Como también lo es la vida en un organismo de elección indirecta a partir de los comicios locales, y al que le cae lejos el fragor de la batalla municipal o parlamentaria.

Aceptadas esas realidades, el AMB, sus 36 municipios, de muy grandes a muy pequeños, de Montgat a Castelldefels y de Barcelona a Sant Cugat, y sus 3,2 millones de vecinos de un territorio vasto pero casa común de trabajo, vivienda, estudio, ocio, movilidad o servicios, avanza a velocidad de crucero, según el dúo impulsor. No solo en las competencias clásicas de transporte, residuos, planificación, desarrollo económico u obras locales, sino también y por primera vez en las políticas sociales. Al dominio que aún conserva el PSC en buena parte del área se ha sumado desde el 2011 el control de CiU en Barcelona. El cuatripartito se completa desde entonces con una ICV disminuida y una ERC con efectivos aún menores.

El plan de inversión a cuatro años hasta el 2016 destina 450 millones a programas diversos de vivienda, rehabilitación, reconversión industrial o apoyo municipal. Balmón explicó ayer que ya se han generado 3.000 empleos y destacó nuevas iniciativas como los cinco millones para combatir la pobreza energética y ayudar a familias que no pueden pagar la luz o el gas. El vicepresidente ejecutivo sostuvo que "no es triunfalismo, sino un balance más allá de discrepancias innecesarias".

Estreno

El estreno ayer, en presencia de muchos responsables de los municipios del área, de la exposición sobre el nuevo plan director urbanístico, futuro relevo del veterano y exprimido plan general metropolitano (PGM) de 1976, propició algunos balances a pocas semanas del fin del mandato. Trias y Balmón exhibieron de nuevo la sintonía que impulsa la casa. Tras el proceso de amplio debate técnico sobre el futuro plan, el AMB deberá empezar a redactar tras las elecciones el nuevo instrumento. El proceso para decidir cómo se usa el territorio en la sociedad tecnológica poscrisis tiene por definición una base ideológica que pondrá a prueba el consenso de estos años. Y lo hará en unas circunstancias políticas ahora ciertamente imprevisibles.

El presidente insistió, en línea con su discurso habitual, que el AMB "solo tiene sentido si es para dar respuesta a las necesidades de las personas e impulsar la cohesión social por encima de obras e infraestructuras". Trias llegó a decir que "una cosa es el interés de los partidos y otra la colaboración de ciudades desde el respeto absoluto entre grandes y pequeñas".

El PP es el único partido fuera del gobierno. Su líder en Barcelona, Alberto Fernández Díaz, ha criticado con dureza estos días el "reparto de cargos del cuatripartito y la falta de eficacia y transparencia en la gestión". Balmón respondió que, en cambio, más allá de esta "política retórica, sus alcaldes ahí estaban por las ayudas que obtienen del área".