El banco del amor

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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No parece muy cómodo, pero algo debe de tener este banco de cemento del parque de Carles I, en la Vila Olímpica, para que tanta gente, parejas o personas individuales lo usen para practicas sexuales de todo tipo. Hace unos meses, este diario ya daba cuenta de la situación que se vivía casi a diario en esta zona situada entre los bares del puerto y la parada de metro de la línea 4. Amén de los botellones nocturnos, los pipís en los portales, los excrementos humanos en los interfonos y las peleas, los vecinos se quejaban de las constantes coyundas perpetradas por jóvenes de variado pasaporte. El ayuntamiento prometió adecentar el parque. Están en ello. Pero mientras no sucede, los chavales no pierden el tiempo.

El vídeo que acompaña estas líneas, facilitado por una vecina, muestra a un hombre en actitud 'cariñosa' con una mujer. Masturbándola, vamos. Y sobre el frío banco. Sucedió el lunes 3 de octubre sobre las 13.30 horas. Nada de buscar el resguardo de la noche, o el recogimiento de los setos. Los vecinos llamaron a la Guardia Urbana, que se hizo carne en el parque para intentar dispersar a los amantes, que ya habían pasado a palabras mayores, ella encima de él. "Fue una situación surrealista, ellos se quedaron muy cortados", aporta la residente anónima. 

MEJORAS EN EL PARQUE

A principios de julio, cuando este diario se hizo eco del incivismo que padece el entorno de la calle de Moscou, los vecinos definieron su barrio como "un sumidero". El ayuntamiento colocó un pivote en la entrada de la vía para evitar que los coches aparcaran, lo que ha evitado el botellón y la ocupación de las porterías. Queda, sin embargo, el parque de Carles I. El distrito tiene pendiente mejorar la iluminación, eliminar el lago y convertir la parte sur, donde se encuentra el banco de marras, en huertos urbanos, lo que permitiría cerrar el entorno por la noche.

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En ese mismo banco, un joven también fue inmortalizado con los pantalones bajados mientras se daba un homenaje. Fuera de cámara, los vecinos de la calle de Moscou, con palco privado ante semejante espectáculo, han visto fornicio de todo tipo. Desde julio han detectado un incremento de la presencia policial, pero, dicen, "no es suficiente". "Mientras siga habiendo 23 discotecas en el Port Olímpic, estamos perdidos".

La vecina que facilita el vídeo hace referencia al albergue juvenil que una promotora tiene previsto abrir en la cercana avenida de Icària. Ayer martes se celebró un consejo de barrio en el que se puso el grito en el cielo ante una licencia que muchos consideran "sospechosa". "Están previstas 400 camas en una superficie de poco más de 2.000 metros cuadrados. Eso quiere decir que los turistas, que pagarán cuatro duros, harán vida en la calle. Y si ya tenemos problemas, imagínate cuando abra las puertas".