Serás más que reina

Colau dice que no aspira a presidir la Generalitat, pero tiene a su fiel Doménech fabricándole un partido a su medida

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RAMÓN DE ESPAÑA / BARCELONA

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Me llama un amigo que vive en la 'superilla' y que está que trina con la nueva estructura colauesca de la zona. Según él, aquello es un caos: los vehículos, despistados, circulan por donde no deben; los vecinos con problemas de salud caen como moscas porque las ambulancias no saben cómo llegar a la puerta de sus domicilios; y encima le han puesto la parada del autobús a tomar por saco…Tengo la sensación de que exagera, pues solo me constan una ambulancia con dificultades para llegar a su destino y un autobús que se metió en contra dirección (y que tal vez conducía el concejal Garganté, persiguiendo a un fascista para atropellarlo), pero no puedo negar cierto alivio ante el hecho de que la 'superilla' esté en el Poblenou y no en mi Eixample, donde el colauismo aún no ha dado muchas señales de vida. Deberías ser un poco más sostenible, le digo a mi amigo, quien encaja mal el sarcasmo y me cuelga.

En el momento de la llamada, me hallaba escuchando la reedición en CD de Barcelona postal, el disco que Sisa Miralda publicaron en 1982, y rememorando la presentación que se hizo en el ayuntamiento, siendo alcalde Narcís Serra, cuando en esta ciudad mandaban los sociatas y los desafectos al Régimen creíamos que eran nuestros colegas. Ya vimos que no cuando Maragall, un tipo muy simpático con el que nos habíamos cruzado en las fiestas de Mariscal, se sacaba de la manga un nuevo 'estatut' que nadie le había pedido. Luego vino Clos, un anestesista obsesionado con Carlinhos Brown, que hasta le dejó convertirse una vez en el Rei Momo del carnaval. Y después, Hereu, el primer alcalde de nuestra historia criado en cautividad en los despachos de la sede del PSC, de donde no salió en sus primeros cuarenta años de vida, hasta que una lanzadera lo transportó de la calle Nicaragua a la plaza de Sant Jaume, de donde lo sacó Trias.Y así hasta que llegó Ada y mandó parar.

LA FIGURA DE LA MADRE

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No sé ustedes, pero a mí Ada me fascina, no como alcaldesa, pero sí como personaje. Me gusta ese estilo pasivo-agresivo con el que se enfrenta a sus retos políticos, como si se dirigiera hacia el triunfo a su pesar. Cuando dijo que se iba a casa después de su exitosa actividad con la PAH, en realidad se disponía a sacrificarse por la comunidad presentándose a las elecciones municipales. Cuando dice que no aspira a presidir la Generalitat, hace tiempo que tiene a su fiel Doménech fabricándole un partido a su medida para concurrir a las próximas autonómicas. Según mi amigo S., ahora es su turno, pues Ada simboliza la figura de la madre en la política catalana, escarmentada por un padre evasor de impuestos y un yerno destructor que no ha dejado piedra sobre piedra en el solar patrio.

Para S., Ada es una deidad de los tiempos modernos y, al mismo tiempo, una actriz prodigiosa. Para mi amigo C., que la tuvo de alumna en la universidad, Ada es simplemente una arribista a la que vio muy poco por clase porque el activismo ocupaba lo mejor de su tiempo y no había asociación progresista, comité, subcomité y comisión de festejos del que no formara parte. Ambos coinciden, eso sí, en que llegará a presidenta de la Generalitat (y si se tercia, añado yo, de la Tercera República Española).

Todo en Ada es imagen y representación y trascendencia. Por eso le perdonamos las incoherencias y la inanidad: a una madre no se le tienen en cuenta esas cosas. Ada tiene algo para cada uno de nosotros; por eso es independentista y federalista a la vez y va a la Diada de la ANC pero le encarga el pregón de la Mercé a Pérez Andújar. Recuerden la copla: "Serás más que reina, me dijo a mí el payo y yo le creí". Más que nada porque el payo somos ustedes, yo y el pringado de la 'superilla'.