INICIATIVA MUNICIPAL EN FAVOR DE LA TRANSPARENCIA Y LA PROXIMIDAD

Santa Coloma se impone plazos para dar respuesta a los vecinos

CARLES COLS
SANTA COLOMA DE GRAMENET

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Santa Coloma de Gramenet estrenará a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa el proyecto Qui, un plan fácil de explicar pero, al parecer, difícil de ejecutar. El propósito es que todo ciudadano que se dirija al ayuntamiento para expresar una queja, una solicitud, una sugerencia o una consulta reciba una respuesta clara y comprensible (nada de lenguaje barroco administrativo) siempre en menos de 25 días. Puede que el caso planteado por el vecino aún no haya sido resuelto, pero también dentro de ese plazo máximo recibirá por escrito una explicación detallada de los pasos ya efectuados. El proyecto Qui es, en cierto modo, la última de las curas de transparencia y proximidad administradas a Santa Coloma por su alcaldesa para sanar de una vez por todas la grave infección de desconfianza que supuso el caso Pretoria, que envió al antecesor de Núria Parlon a la cárcel.

El proyecto se pondrá en marcha el 22 de abril, pero lleva ya tres años en el taller, entre otras razones porque una de las condiciones que puso la alcaldesa cuando propuso la idea a su equipo es que el coste económico del desarrollo informático del plan y la reestructuración interna de hábitos de trabajo fuera cero. Así ha sido, asegura.

En realidad, el Qui es la guinda de un pastel de varias capas. En octubre del 2009, la fotografía de Santa Coloma en los periódicos era la de la Guardia Civil llevándose cajas de documentación por orden del juez Baltasar Garzón. Hoy, en cambio, lo fácil es encontrarse con la alcaldesa en la calle. Ella misma suele tomar nota si alguien le plantea alguna cuestión que no puede responder en ese momento. Y los concejales, dentro de esa misma estrategia de transparencia y proximidad, trasladan periódicamente su despacho a un local municipal en los barrios para atender personalmente a los vecinos. Visto sobre el terreno, de verdad que parece tal cual como si el médico de cabecera atendiera a un paciente, pero sin fonendoscopios sobre la mesa.

Podría concluirse que este tipo de iniciativas (recientemente, por ejemplo, se estrenó una oficina móvil de la policía municipal) son solo fachada. La propia Parlon reconoce que ese es el peligro si detrás no hay nada más. «El proyecto Qui nace para no frustrar esa fachada de proximidad que ofrecemos», explica. Es decir, de nada sirve anotar una queja si después el vecino no tiene claro qué ha sucedido al final con ella.

En la práctica, a partir del 22 de abril cada vez que un ciudadano se dirija a unas dependencias municipales (en persona, por teléfono, vía Twitter, por carta, por Facebook..., es igual) su caso se registrará con un número de identificación. En una estructura con más de 600 funcionarios y tantos años de historia, esto es un cambio sustancial. Comporta que las distintas áreas municipales no pueden trabajar como compartimentos estancos porque al final del proceso se desea que los ciudadanos reciban una respuesta única aunque su caso afecte a más de un departamento. Esa respuesta será en el modo en el que el afectado prefiera, pero debe ser inteligible.

Parlon utiliza una expresión bastante graciosa para explicar que, al menos esa es su percepción, los vecinos de Santa Coloma agradecen los esfuerzos de proximidad realizados desde el ya lejano estallido del caso Pretoria. «No sé, es algo así como el empirismo nasal». En cualquier caso, añade que el proyecto Qui no solo es útil para los vecinos. También el ayuntamiento obtendrá una radiografía más exacta de qué inquieta o desean los ciudadanos.