Sagunt gana el primer premio de las fiestas de Sants con su decoración indígena

La plata y el bronce recaen en los decorados inspirados en 'Star Wars' y 'Willy Wonka' de Alcolea de Dalt y la plaza de La Farga

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MAURICIO BERNAL / BARCELONA

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Sagunt no es por estos días una calle donde la gente vive y sale por las mañanas a trabajar y por las tardes a comprar el pan, sino un profundo desfiladero donde los indios han levantado sus tipis y bailan en torno a sus tótems, donde planean águilas de cabeza blanca y por las noches se oyen retumbar tambores. También es un sitio de gente contenta: la recreación indígena de la calle 'valenciana' –'Fem l’indi'– ha resultado ganadora del concurso de calles engalanadas de las fiestas de Sants, el oro de un podio caro al que también accedieron 'Alcolea Awakens' –el decorado inspirado en 'Star Wars' de Alcolea de Dalt, la ganadora del año pasado– y la fábrica de chocolate de Willy Wonka de La Farga –la ganadora hace dos años–. Lo dicho. Un podio caro.

"La verdad es que veníamos esperanzados, no seguros pero esperanzados –declaró después el presidente de la comisión de fiestas, Miguel Ángel Lahoz–. Nuestros cálculos eran que podíamos quedar entre los cinco primeros". La victoria de Sagunt es un síntoma de cierta renovación generacional que está teniendo lugar en Sants. Hace seis años entró un equipo joven a hacerse cargo de la comisión de fiestas, e iniciaron un camino de buenas cosas. El año pasado habían quedado cuartos, y el anterior, segundos, con un decorado inspirado en el sitio de Barcelona que les dio notoriedad. Estaban ahí. No era descabellado ser primeros.

UN CHEWBACCA POR AHÍ

Un puñado de soldados del Ejército Imperial rondaban la ceremonia. No parecían muy amistosos. También había un Chewbacca por ahí, hablando en catalán. Un Obélix adelgazado y un druida Panorámix al lado. Y Willy Wonka. "¿Y ese quién es?" Todo raro, todo confuso. Pero parece que es norma: allá afuera hay una calle inspirada en Astérix, otra en la Guerra de las Galaxias, otra en Willy Wonka, bien separadas, bien distintas, cada una en su lugar, pero en la premiación están todas y desembocan todos su personajes y todo es muy raro, muy confuso. "¡No hem sopat, no hem dormit, fins acabar el guarnit!", gritaban los de Alcolea de Baix. El jurado tardó 45 largos minutos en desgranar su fallo: desde la última hasta la primera calle.

"En el puesto 17, con 149 puntos… Rossend Arús". Así empezó todo. Siempre habrá quien piense que no debería haber un último. Que debería haber cinco premios, o 10. Se probó en su día, "pero las calles se quedaron con una sensación extraña", contaba la presidenta de las fiestas, Gemma Solsona. Al final resulta un recorrido con altibajos. Del puesto 17 al puesto 11 no hay mayor agitación. Luego, a partir del 10 parece cambiar la atmósfera. La delegación de Masnou, el puesto 8 de este año, lo celebra como si fuera el primero. Muy deportivos. Su entusiasmo resulta contagioso. A partir del cinco se multiplican los cuchicheos: "¿Cuáles quedan?" "A ver: las dos Alcoleas, La Farga, Sagunt… ¿cuál otra?" "Espera, hagamos cuentas". Pero es un territorio minado: llegados aquí, ¿por qué no quedar primeros? Aquí la decepción es de otro calibre. Aquí ya es posible imaginarse con los laureles de la gloria. Rozar el sueño, así, de lejos.

Quedan tres. La Farga. Alcolea de Dalt. Sagunt. Tres pesos pesados.

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