CONSECUENCIAS DE UNAS OBRAS

Joyas romanas en el aire

ESCUDO 3 Pieza de bronce de las protecciones guerreras que se guarda en un líquido especial para evitar la corrosión.

ESCUDO 3 Pieza de bronce de las protecciones guerreras que se guarda en un líquido especial para evitar la corrosión.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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La villa romana de La Sagrera vuelve al silencio de los siglos. Una parte vio la luz por las obras, eternas, de la macroestación del AVE. Se extrajeron elementos valiosos y se documentó el conjunto antes de que un túnel lo enterrase de nuevo. Aún quedan, sin embargo, zonas por excavar dentro y fuera de la infraestructura que el gestor estatal Adif debe levantar.Y además, los arqueólogos contratados han de seguir con la restauración del patrimonio ya descubierto. Pero desde hace más de un año, esas tareas suman cero. Los expertos se fueron porque Adif no les destina ahora fondos como está establecido en tanto que promotor, recuerda el ayuntamiento. Ese parón es paralelo a una obra que pese a todos los anuncios del Ministerio de Fomento está otra vez bajo mínimos. El Servicio de Arqueología pide sin éxito que siga el proceso y para evitar que el paso del tiempo deteriore los materiales, ha de tomar medidas especiales de conservación en el centro de la Zona Franca donde se guarda todo.

Estancias con temperatura y humedad controladas o líquidos especiales donde se sumergen objetos intentan mantener allí en buenas condiciones las piezas descubiertas en los últimos años: partes de mosaico y pinturas murales, pequeñas esculturas, piezas de bronce o tinajas. En el terreno aún pendiente de excavar, junto al nuevo puente del Treball Digne, las hierbas proliferan lo mismo que los signos de la erosión de la lluvia o los cambios de temperatura. "La mejor protección, reitera el ayuntamiento a Adif, es que continúen y acaben las excavaciones, no tapar o aislar el lugar como se propone", dice Josep Pujades, responsable de Intervenciones Arqueológicas.

Sorpresa

El futuro es incierto y los contactos reiterados con responsables distintos y cambiantes del ente estatal no lo aclaran. En el tórrido julio del 2011 la arqueología preventiva que ejercen, y continúan en ello si hay actividad, recalca Pujades, arquitectos vigilantes del servicio que siguen a las excavadoras cuando mueven tierras en zonas sensibles, dio la gran sorpresa. Un insólito hallazgo que a pesar de reunir pronto a más de 60 arqueólogos y auxiliares que trabajaban incluso con focos, se mantuvo en secreto hasta que este diario explicó a final de agosto lo que ocurría tras unas opacas vallas.

En esa primera fase se descubrió, con el avance del hormigón fresco de un túnel viario segregado pisando los talones de los arqueólogos, un área de 1.150 metros cuadrados perteneciente a la zona residencial o privada, 'pars urbana', de la que después sería una enorme finca rural. La segunda y por ahora última intervención, tras el derribo del antiguo puente del Treball Digne, amplió la villa hasta 9.000 metros cuadrados. Estos trabajos parados hace un año revelaron la zona de trabajo o pública, 'pars fructuaria', de una bodega que tuvo hasta ocho prensas para producir vino durante sus cinco siglos de vida, del I al V.

Al norte del sector, entre el túnel y el largo esqueleto del futuro edificio de servicios de los AVE, quedan un millar de metros cuadrados por abrir. "Hay trabajo para cinco meses o más y con la certeza de hallar, como mínimo, las estructuras de paredes ya apuntadas en las labores preliminares hechas en el 2014 en la primera parte del solar", explica Pujades. Pero la villa también se extiende, por lo visto hasta ahora, fuera del ámbito de las obras de la estación, en suelo público y privado entre el inicio de la calle de Santander y el parque de Sant Martí. Aunque aquí lo que podría conservarse quizás sea poco y en mal estado, al ser una zona elevada y superficial en la que ha hecho mella el arado de la tierra durante siglos. Antes del parón hubo contactos para financiar igualmente ese último proyecto de excavación. Ahora, la actuación está en el limbo.

Uno de los principales hallazgos de la villa es el mosaico destapado entre las dos intervenciones y trasladado a la Zona Franca. La restauración completa de los muchos fragmentos de los 30 metros cuadrados de la primera fase se logró acabar.

Teselas

Todo lo contrario de la otra mitad, de igual tamaño pero con una superficie conservada mayor (50% frente al 10%), que se almacena 'en bruto' en largas cajas a la espera de rehabilitar sus miles de teselas, las blancas traídas de la mismísima Roma, según explica Montserrat Pugès, responsable de Restauración.

En la ruta por los fondos de La Sagrera sin recuperar, Pugès muestra igualmente en cajas los fragmentos de pintura mural y piezas de bronce sumergidas en una solución que frena el cloruro capaz de acabar con el metal. Tres elementos singulares han podido completar su restauración. Las tinajas de vino de 720 litros y las cabezas de mármol de Silenio, dios menor de la embriaguez, y la vinculada a Dionisio, dios del vino. Pugès recuerda que la "restauración es parte indudable de la excavación" y que hay un "compromiso adquirido". Por último, cita el montaje en 3D para recrear la villa: "Se ha quedado en el trabajo de base".