La Sagrada Família se suma al frente contra el turismo masivo

Otro barrio se suma a la sublevación de la Barceloneta por las molestias y los problemas del turismo masivo que ocupa las aceras y calles de algunos distritos de la capital, invade edificios y desarraiga a residentes y comerciantes. La Associació de Veïns de la Sagrada Família lleva años sufriendo esta situación y combatiéndola. Ahora el malestar se verá también en la calle ya que la entidad ha convocado a los residentes a manifestarse mañana miércoles con el fin de pedir «un barrio para vivir y no una ciudad escaparate».

Al igual que ocurre en el barrio marinero, en las calles que rodean al gigantesco templo en construcción el impacto del turismo es fuerte desde hace años. Los residentes denuncian que los incesantes y compactos grupos de turistas que van y vienen de los autocares secuestran las aceras y llegan a dificultar los movimientos cotidianos de los peatones y el propio acceso a los comercios.

INCUMPLIMIENTO / A esta degradación del espacio público se suma la explosión de terrazas y «el incumplimiento de la zona de exclusión» para que los buses turísticos no colapsen chaflanes, carriles y, de nuevo, las aceras con el pasaje. En el manifiesto que llama a la protesta se recuerda que proliferan las tiendas de suvenires sin permiso y que aumenta el número de hoteles, así como el de pisos turísticos ya sean legales o no. Los vecinos se quejan de que el boom de estos apartamentos «altera gravemente el descanso, la convivencia y la calidad de vida del barrio».

El templo y el turismo cada vez más masivo que atrae, y que «fomenta incluso el ayuntamiento», denuncian, incide asimismo en la falta de equipamientos. Residentes y comerciantes se oponen a que en el viejo cine Niza, en Provença, se abra otro gran supermercado, plan que tramita ya el consistorio. El local traerá más congestión y exigen destinarlo al centro cívico del barrio. Quieren compensar así parte del suelo de equipamientos que se perderá al recalificar el solar de Agbar de Mallorca para que vayan a vivir allí vecinos que deberán dejar sus pisos cuando se abra la avenida que dará entrada al templo desde València.