Vigencia de una publicación turística

La Sagrada Família acabada es la postal más pedida en BCN

El equipo de Triangle Postals, en una reunión de trabajo en sus oficinas.

El equipo de Triangle Postals, en una reunión de trabajo en sus oficinas.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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Las postales siguen vivas, lo que ha cambiado es su razón de ser. Desde la irrupción de los e-mailswhatsapps y SMS, la venta de estas tarjetas ilustradas con fotos ha bajado su facturación en Barcelona pero ni mucho menos ha desaparecido. Bien pocos turistas pagan y pegan un sello pero las siguen comprando como suvenir o por puro coleccionismo.

Las vistas panorámicas, los edificios modernistas de Antoni Gaudí y de Lluís Domènech i Montaner, el Camp Nou, el puerto, las playas, la Rambla y las panorámicas aéreas de la ciudad son las más solicitadas. La postal más vendida sigue siendo una fotografía del templo de la Sagrada Família, pero no la real sino un fotomontaje que muestra la maqueta de cómo será el edificio una vez hayan acabado las obras de construcción, que edita la empresa Triangle Postals.

Los expositores circulares de postales acaparan las aceras delante de quioscos, estancos, librerías y tiendas de regalos o dentro de museos y parroquias. En los tenderetes de diarios de la plaza de Catalunya, de la Rambla y del paseo de Gràcia llegan a exhibir postales de siete empresas diferentes y de estilos bien dispares: además de Triangle Postals, Edicions Antoni Campañá, 4 photos, Tretzevents, John Lafond Fine Art Photography, Urban Postales y Escudo de Oro. «Si las tengo a la vista es porque las piden. Un quiosco dispone de poco espacio. Solo muestro lo que tiene salida, como las postales de Barcelona que cuestan 0,50 euros», cuenta Julio López, propietario del quiosco La Parisien en plena Rambla.

SECTOR ACTIVO / El espacio de exhibición en la acera está controlado por las inspecciones por lo que a menudo las tiendas se exponen a multas. «El ayuntamiento nos tiene crucificados a tenderos y a distribuidores. Las multas ascienden a 600 euros. No dejan que los expositores se instalen en la calle, pero es allí donde se vende», cuenta Margarita Campañá, que dirige la empresa familiar que lleva su apellido.

«Mi padre fue uno de los pioneros en editar postales. Comenzó en 1952. Pensó que Barcelona se llenaría de extranjeros católicos con el Congreso Eucarístico y distribuyó imágenes de Ciutat Vella en blanco y negro captadas por él y por su socio Andrés Puig. El negocio fue bien y con la llegada de la impresión a todo color en los años 60 se extendió al conjunto de España», relata Campañá. Llegaron a vender ocho millones de postales al año. El volumen ha bajado, pero el sector sigue activo.

«La diferencia con esos tiempos es que hoy no se vende ni una foto de la Catedral. El gran interés es la Sagrada Família, por lo que el punto más importante de venta es la tienda de la basílica de Gaudí. Por cierto, allí se niegan a tener postales del Camp Nou o del Barça, que cada vez tienen más éxito», explica Campañá, que cuenta con un catálogo de 350 postales de la capital catalana.

Triangle Postals irrumpió hace 33 años en el mercado de la edición de postales de Barcelona y ahora lidera la lista de ventas con fotos como la del litoral barcelonés tomada desde el Hotel Vela, cuando aún se estaba construyendo, la de la Sagrada Família acabada y colecciones de postales como la dedicada al Museu Picasso. «Cuando empezamos Escudo de Oro prácticamente tenía el monopolio. Nuestro objetivo era revolucionar este mercado con imágenes más actuales. Queríamos una postal digna. No solo cuidar la fotografía sino también el diseño y la calidad del papel y de la impresión», señala Pere Vivas, fotógrafo y socio de Triangle Postals, especialista en la obra de Gaudí, que tiene claro que una postal debe ofrecer aquello que no está al alcance de la cámara de un teléfono móvil.

30 MILLONES / En este sentido coincide con Josep Gesa, vicepresidente de Escudo de Oro, una empresa de ámbito europeo que ha llegado a facturar 100 millones de postales al año. «Ahora son 30 millones», afirma. Según él, el móvil ha matado el envío de postales. «Se siguen vendiendo pero lo que más triunfa es lo que peor hace la cámara del inalámbrico. Por ello, las vistas nocturnas de Barcelona están en alza», dice.

El fotógrafo Lluís Bernat y un socio decidieron buscar una salida ante la crisis. Hace dos años trasladaron su taller a la calle Comercial, detrás del Born Centre Cultural, y abrieron la tienda 4 photos donde exhiben postales de Barcelona con estética polaroid. «Son planos diferentes a lo habitual. Vendemos mucho por internet», señala Bernat.