La Ronda del Mig estrena reforma, pendiente del tramo de Muntaner

La Ronda del Mig ya es una muestra por fascículos de la historia reciente del urbanismo de Barcelona. Con la finalización de los trabajos de mejora en el tramo entre Via Augusta y Mandri, esta estratégica arteria de la zona alta ya tiene renovados dos largos pedazos -añadan al ya citado el de Balmes-Lesseps- y pendientes otros dos, de Lesseps a Escorial y, sobre todo, el de Mandri a Balmes, donde sigue sin fecha en el calendario la actuación ya aprobada en el peliagudo túnel bajo la calle de Muntaner.

El antiguo Primer Cinturón del porciolismo es ahora un poco menos autopista y un poco más bulevar gracias a la humanización de la sección de la arteria. Una vez superada la galería que cruza la Diagonal, lo primero que se percibe cuando se supera la Via Augusta es una pérdida de protagonismo del coche en beneficio del peatón. A base de ampliar aceras, la calzada ha cedido un carril, de manera que quedan dos más uno para el transporte público por sentido. En enero del 2006, el director de Movilidad, Ángel López, compartía el ambicioso sueño de reducir el tráfico «entre un 20% y un 25%» y prometía que las vías cercanas no cargarían con lo que General Mitre no pudiera asumir. El único test que permite validar esta promesa está en la experiencia del tramo de Lesseps a Puig-Reig, donde, según el ayuntamiento, en el primer año de la reforma se logró reducir el número de vehículos en un meritorio 13%, unos 17.000 coches menos.

AGUJERO NEGRO / La solución pasa por verter a la Ronda del Mig los mínimos coches posibles. Por ello han decidido que Escoles Pies mantenga el sentido ascendente que ha tenido durante el tiempo que ha durado la reforma. La decisión parece que se ha tomado a última hora, dado que hace escasas semanas había un semáforo cubierto con plástico que indicaba lo contrario. Ayer ya no estaba. La medida, sin embargo, genera un agujero negro en la mediana que separa los dos sentidos, puesto que el proyecto ha mantenido el hueco que permitía a los que bajaban por Escoles Pies incorporarse a General Mitre en sentido Lesseps. Calatrava, que también modificó su rumbo con la obra, mantendrá igualmente su desembocadura en Via Augusta.

Al cruzar Mandri, Barcelona va 40 años atrás. El túnel de Muntaner tiene las paredes ennegrecidas, pequeños brotes de maleza asoman en los bordes de la calzada y el asfalto es más claro, gastado, antiguo. Las obras deberían haber empezado en el 2009, pero ya sea por la crisis económica y los ecos que produce en la administración pública -versión oficiosa- o las molestias que causará a la movilidad del barrio -versión oficial-, lo cierto es que no hay calendario de ejecución en el siguiente mandato. El proyecto prevé eliminar el paso subterráneo para cerrar la cicatriz que produce entre los barrios de la Bonanova y de Galvany y aprovechar el hueco que quede debajo, de unos 400 metros cuadrados, para construir un depósito de aguas pluviales y un almacén de los servicios municipales de limpieza. Aparte de los laterales que escalan hacia Muntaner por los dos sentidos, en este tramo de unos 580 metros solo hay un paso de peatones, y es habitual que los coches corran más de lo permitido, algo por otra parte corriente en los túneles de la ciudad, donde el conductor no percibe riesgo para el peatón y pisa el acelerador.

ESTACIÓN SIN FECHA / El otro tramo que reposa en una carpeta todavía lo tiene peor por culpa de los continuos retrasos en la línea 9 de metro. Entre Lesseps y Escorial, a la altura de los jardines de Menéndez y Pelayo, debería construirse la estación de Muntanya. Desgraciadamente, esta es una de las cinco (de un total de 52) que no está ni empezada. El ayuntamiento se escuda en que primero va el metro, y que una vez cubierto el agujero, ya se hablará de la calle. A este paso, sería realista empezar a pensar que la Ronda del Mig quizás no esté reformada de principio a fin en el próximo mandato.