Reiteradas denuncias por el incivismo de los visitantes

Una de las ideas más repetidas fue que el gran problema no es el turismo, sino, para algunos, el incivismo que este genera, y, para otros, el modelo de ciudad, un modelo que cada día se centra más en el monocultivo del turismo y el ocio, sobre todo en barrios del centro y los que disponen de monumentos.

«No molestan los turistas, lo que me molesta es que vomiten en nuestros portales y meen en nuestras aceras», denunciaba una de las vecinas. «Queremos dignidad y justicia», concluía otra.

El incivismo fue uno de los ejes de la audiencia, que en muchos momentos se convirtió en una suerte de «y tú más», cuando los vecinos achacaban el incivismo a los turistas, y los dueños de los pisos turísticos y las personas que alquilan habitaciones respondían que «los turistas no son los únicos incívicos. Los turistas también son humanos», apuntaba uno de los anfitriones en la sala.

«El turismo de borrachera y el incivismo se están cargando la ciudad y la salud de los vecinos», respondía Oriol Casabella, vecino de la Barceloneta, quien insistió en que lo sucedido este verano «no es un montaje», es la realidad cotidiana del barrio.