PATRIMONIO URBANO

La fuente más antigua de BCN recupera su esplendor

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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La fuente de Santa Anna, la más antigua de Barcelona, situada en el Portal de l'Àngel esquina Cucurulla, se ha librado al fin del frío metal. El Reial Cercle Artístic ha retirado la escalera instalada en abril del 2014 que se usaba como salida de emergencia de los tres restaurantes del primer piso. La vía de escape no podía ser interior por culpa de un litigio con el arrendatario de la planta baja, que negaba a la institución el acceso que pasa por sus dominios. La solución ha sido abrir camino por otro local que acaba de cambiar de ocupante, lo que ha permitido que todo se resuelva un año antes de lo previsto.

Todo parte de un riña vecinal con años de historia. Uno de los bajos lo ocupa el empresario Juan-Javier Bofill, propietario de la Sala Güell, que exhibe obras de Dalí. El Cercle remodeló sus aposentos en las plantas superiores y abrió tres nuevos espacios de restauración, para los que precisaba de la pertinente salida de emergencia. Lo ideal era la escalera interior, pero Bofill les negó el paso por su negociado. Su contrato vence en el 2017 -el edificio es propiedad del Cercle Artístic desde 1959-, cuando previsiblemente le habrían invitado a marcharse y se habría recuperado la escalinata.

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Esa era la fecha prevista para retirar la estructura metálica que se sustentó sobre el muro situado junto a la fuente, que no formaba parte del conjunto histórico. Aun así, aunque el abrevadero de 1356 no sufriera daños, la mezcla de monumento histórico y andamio era, cuanto menos, llamativa. La cosa se agravó cuando muchos turistas empezaron a usar la escalera como acceso principal para acceder a los restaurantes, ya que la puerta del recinto queda escondida en la calle de los Arcs y esta se mantenía siempre abierta. Se solucionó poco después cuando el Cercle decidió cerrarla. El asunto llegó al pleno del ayuntamiento, donde se discutió mucho pero poco se hizo, al margen de instar a un acuerdo, para solucionar un asunto entre privados. 

ÓPTICA GENEROSA

El cambio de uso de otro de los locales del inmueble ha permitido agilizar la cosa. Y ahorrar al Cercle los 18.000 euros que pagaba al año al consistorio por ocupar un espacio público. La Caixa ha abandonado uno de los bajos y la propiedad ha podido negociar con el comercio entrante, una óptica, para echar mano de un pequeño espacio que ha permitido habilitar una nueva vía de escape. 

Josep Fèlix Bentz, a través del comunicado del Reial Cercle Artístic, comparte su satisfacción por "haber conseguido, con mucho esfuerzo, la retirada de la escalera mecánica antes del tiempo previsto, ya que era un elemento provisional que nunca quisimos instalar pero que, por cuestiones de seguridad, nos vimos obligados a colocar".