Nuevas medidas para impulsar un sector en crisis

Reducir la flota a la carta

Tumulto  Los taxistas increpan al conductor de un taxi pirata durante el corte de la Ronda Litoral, ayer.

Tumulto Los taxistas increpan al conductor de un taxi pirata durante el corte de la Ronda Litoral, ayer.

C. M . D.
BARCELONA

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El edificio del Área Metropolitana, en la gris Zona Franca, es el Mordor del taxi, ya saben, la tierra sombría deEl señor de los anillos de la que más vale alejarse.A sus pies, bajo una lluvia intermitente que merece ser nieve, los conductores piden a grito pelado el fin de nueve años de pasividad. Arriba, en una sala, representantes del sector que vendrían a serhobbits,se reunen con los gestores del gremio, Sauron y sus orcos, para cerrar la comparación cinéfila. Al final de la mañana, con acuerdo bajo el brazo, la película cambia de título.¿Pactar con el diablo?

La cautela viene impuesta por el tiempo pasado. En anteriores mandatos, los taxistas se hartaron de escuchar que nada se podía hacer por ellos porque el colectivo estaba demasiado dividido como para saber qué camino tomar. Ahora, con los nuevos, muchos coinciden en que el Instituto Metropolitano del Taxi«ha hecho más en cuatro meses que los otros en 10 años».Cuesta no darles la razón. Del encuentro de ayer salió un buen ejemplo: el sector podrá escoger entre cuatro propuestas cuál es la mejor manera de reducir la flota de taxis en la calle y nivelar así la oferta y la demanda cuando la facturación, dicen, ha caído un 40%.

La concentración se calienta por momentos, hasta que se animan a cortar la Ronda Litoral durante 20 minutos. Hay que tener mala suerte para ser un taxi pirata -una furgoneta llena deguiriscargados en el aeropuerto- y pasar justo por delante de una manifestación de taxistas enfurecidos a los que les sobra la mala leche y les falta el trabajo. Así sucede. Una Mercedes Vito impecable es zarandeada por el personal. El conductor intenta hacer creer que la rubia de su lado es su mujer. No cuela. Ni tampoco que el forzudo de detrás sea su primo de Zumosol. La policía le para y le multa. Merecido.

Se han puesto de acuerdo en venir a quejarse. Nada más. Coinciden en el cabreo, en las ganas de que algo cambie. Pero lamentan no tener una voz única que hable por ellos. La tendrán, siempre y cuando a finales de mayo acudan a votar a sus representantes legales. También se acordó ayer. Por fin, algo se mueve en el taxi.