BARCELONEANDO

"¿Han venido a buscar urnas?"

Han revivido Vietnam más veces que Rambo. Son la Asociación Catalana de Coleccionismo de Uniformes Históricos. Llevan 15 años haciendo recreaciones históricas

BARCELONEANDO VIETNAM

BARCELONEANDO VIETNAM / periodico

Ana Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Habrá 15 soldados de verde-camuflaje, con sus botas de jungla y sus fusiles M-16. Todos pasarían la instrucción del sargento de ‘La chaqueta metálica’. “Sí, hombre”, asienten con la convicción con la que dirían “¡señor, sí, señor!”. Llevan enganchado al casco el tabaco, al lado del repelente antimosquitos. Si miras el botecito de cerca, leerás que es de ¡1966! Se ven chapas del ‘smiley’, del símbolo de la paz, gafitas redondas a lo Lennon. Solo falta Robin Williams gritando “Good mooooorning, Vieeetnaaaam!”.

Hoy han montado el campamento a un paso de la Plaza de Espanya: una tienda de campaña y 8 ‘willys’, esos jeeps que los americanos conducen con una mano en las películas bélicas. La primera pregunta es inevitable: ¿sienten las piernas? “Sí, de momento”, dice Xavi sin el deje lastimero de Rambo. “Aún no hemos encontrado a ningún ‘charlie’”, se ríe. Aunque los no-‘charlies’ que se cruzan les están bombardeando con una pregunta: "¿Han venido a buscar urnas?".

Ellos no se disfrazan, dicen, se caracterizan. Son extras especializados. “Recrear un personaje supone informarte mucho en libros, manuales, viendo fotos de la época"

Juan lleva hasta chaleco antifragmentos. “Paraba la metralla”, explica con tono de historiador. Todos hablan con poso histórico, como si estuvieran en un documental en vivo. Xavi hasta se sabe de memoria el manual de órdenes del Ejército americano. “¡El de los años 30!”. Ellos no se disfrazan, dicen, se caracterizan. Son extras especializados. “Recrear un personaje –aseguran- supone informarte mucho en libros, en manuales, viendo fotos de la época”.

Los llaman “reenactors”. Hacen recreaciones históricas (‘reenactment’, en inglés). Estos son miembros de la Asociación Catalana de Coleccionismo de Uniformes Históricos (ACCUH). “De las decanas de este país”, dice Fernando. Se creó hace 15 años. Son 45 socios “y creciendo”. Hay de todo, dicen: administrativos, como Juan y Carlos, taxistas, como Xavi; Fernando es jefe de ventas. Se han pasado el fin de semana recreando el Vietnam de los 60 en la entrada de la feria AutoRetro, aunque ellos sobre todo suelen revivir la segunda guerra mundial. Han desembarcado varias veces en Normandía el día D. “La primera vez que estuve en París –cuenta Xavi- fue en un vehículo blindado” (en el aniversario de la liberación). Este mes están rodando una película: hacen tanto de extras alemanes como de americanos, incluso de prisioneros de los campos de concentración.

Su ‘hobby’ es “vivir la historia”. Colaboran en películas, series, anuncios, documentales, hacen asesoramiento histórico-militar, sesiones didácticas en museos y colegios. No solo se visten igual que los soldados de antes. Se comportan igual, hasta dan las órdenes en el mismo idioma. “Los pequeños detalles lo son todo”, aseguran. Incluso la forma de fumar. A las tropas alemanas infiltradas –explican- las descubrían por cómo fumaban. Los americanos cogían el cigarrillo con las yemas de tres dedos; los alemanes los encajaban entre el índice y el corazón. Carlos enseña cómo se echaban un pitillo los alemanes en las trincheras. “Fumaban como los viejos”. Con la muñeca retorcida para esconder la punta del cigarro, que no se viera cuando se iluminaba. “Para no ser un blanco”, detalla. Xavi lo muestra a lo americano.  “Sois más ortopédicos –le dice a Carlos-, por eso perdisteis la guerra”.

300 uniformes en casa

No llevan el tabaco y las cerillas en el casco porque sí. Era la parte más seca que tenían en Vietnam, cuenta Carlos. Es Kool de la época, Juan lo compró en una subasta. Las cerillas son del ejército y el repelente de insectos aún está por estrenar, aunque es de 1966. Lo consiguieron por internet. “Tengo más ropa de esta –se señalan el uniforme- que normal”. 20 o 30 uniformes, calculan Xavi y Carlos. La media es de 15 por socio, dice Fernando. No se dan mucha importancia. Al lado está Juan: él tiene ¡300! uniformes en casa, incluida una guerrera británica de 1870. Y eso que no hizo la mili. 

Muchos empezaron con el modelismo, o porque les gustaban las pelis de guerra. “Ves un documental y te engancha, y quieres saber más –dice Fernando-. Entonces te informas, entras en internet, te compras libros”. Terminan jugando a los soldaditos, como de niño pero sin necesidad de Madelman. Aunque Carlos tiene 150, suelta con la naturalidad con la que lo diría Borja Thyssen.

Así llevan 15 años: dando guerra. Pero no pretenden exaltar el conflicto bélico –insisten- ni se identifican con ninguna ideología. Ellos se abrazan al enemigo. Ay, si los viera Gila. Un enemigo dispuesto a parar la guerra un momento.