Recelo ante los planes presupuestarios de Colau

Trias (izquierda), Bosch, Collboni y Colau, en el pleno de septiembre.

Trias (izquierda), Bosch, Collboni y Colau, en el pleno de septiembre.

Toni Sust / Barcelona

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El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, tenía previsto iniciar este mismo martes las reuniones con los grupos de la oposición para abordar una negociación sobre el proyecto de presupuestos para el 2018. No es que la suerte esté echada ya, no es que esté totalmente descartado lograr un acuerdo, pero nadie apostaría mucho por que se logre.

En primer lugar, porque el gobierno municipal sabe que puede aprobar las cuentas en solitario, recurriendo de nuevo a una cuestión de confianza. Si lo hace, dentro de un año podrá prorrogar los que ahora prosperen y cerrar el mandato sin más angustias presupuestarias. Mejor sería, a ojos de todos, alcanzar un pacto. En ese terreno, los números son claros: Colau necesitaría el apoyo de ERC y de la CUP, aunque esta no tenga que votar a favor, con una abstención sería suficiente.

Con el grupo Demòcrata no se vislumbran posibilidades. Y no porque sea un pacto imposible: con Xavier Trias acordó Colau su plan de vivienda. La portavoz económica del antiguo grupo de CiU, Sònia Recasens, no ha tardado mucho este martes en abominar del proyecto presentado por Pisarello: "Es el presupuesto de un gobierno asustado, sin ambición y que frena el progreso de la ciudad".

Recasens ha afirmado que sin conocer el detalle de la propuesta considera que "se acerca mucho a los recortes". Y lo ha denunciado en cifras: "El incremento de inversiones se situaba en el 2017 en un 8% mientras que para el 2018 es de un 0,87%. El gasto corriente y de capital subió un 4,7% y ahora solo un 2,4%". En suma, la concejala denuncia que se envía un mensaje de "paro económico y renuncia a seguir siendo un motor de la actividad productiva".

“Momentos de incertidumbre”

Tampoco parece posible que el segundo grupo de la oposición, Ciutadans, sea un socio potencial de la alcaldesa para aprobar los presupuestos. Su jefa de filas, Carina Mejías, se ha mostrado crítica con el proyecto y con el día elegido para su presentación, en el que en el Parlament se tomaba una decisión clave para el futuro político catalán. "Sorprende que se presenten los presupuestos en estos momentos de incertidumbre política, sin dialogar, ni hacer una ronda de negociación con el resto de grupos municipales". La última parte de la queja de Mejías colisiona con el anuncio de Pisarello de que esa ronda se inicia esta semana.

Mejías ha insistido: "Será muy difícil llegar a acuerdos cuando la presentación de los presupuestos se hace de forma unilateral". La concejala ha vaticinado que Colau no encontrará socios para sacar adelante las cuentas: "No parece que vayan a tener los suficientes apoyos para aprobarlo".

ERC, el socio codiciado, no ha cerrado sus puertas. El presidente del grupo, Alfred Bosch, ha reclamado al gobierno que no actúe en solitario: "Esperamos que Colau no quiera aprobar los presupuestos de manera unilateral, sino que busque el diálogo". Diálogo, ha subrayado, que todavía no se ha producido. A Bosch le ha molestado la fecha elegida: "Es inoportuno presentar unos presupuestos en un día como hoy, con el país pendiente de la aplicación del resultado del referéndum y con el Estado español atacando a las instituciones catalanas y azuzando la huida de empresas”.

Plan de choque

Por el PP, Javier Mulleras ha declarado que lo que Colau debería hacer es orientar los presupuestos a que sean "un antídoto contra los efectos nocivos del proceso independentista en la ciudad, ya que se está parando de golpe el auge económico".

Mulleras ha especificado que su grupo considera que es necesario un plan de choque para "paliar los efectos nocivos del proceso independentista sobre el turismo, el comercio de proximidad y otros sectores productivos". En suma, tampoco parece que el grupo que preside Alberto Fernández Díaz acabe convirtiéndose en el socio presupuestario del gobierno municipal de Barcelona.