BARCELONEANDO

La 'n' geminada que vino de L'H

Raúl Alcaraz quería ser arquitecto, iba para empresario y ahora ya solo busca la risa

ELOY Carrasco

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Que las calles van siempre por delante de quienes ponen orden en ellas lo saben hasta los alcaldes más desmemoriados, y a los de la lengua catalana se les ha anticipado un vecino de L'Hospitalet, humorista para más inri, con una invención que ha hecho fortuna de móvil en móvil, que es como se hacen las fortunas hoy. Raúl Alcaraz, nacido en el naranjitesco 1982, es de los que rebañan el plato del habla popular, pegan la oreja a las conversaciones ajenas, roban lo que les parece rutilante y finalmente lo recolocan en el mercado por la vía más a mano. Facebook, WhatsApp, lo que sea. Un perista del lenguaje.

Así cazó al "primo 'Cal·lo'", el que sabe si esto hay que "'subil·lo' o 'bajal·lo'". Pero eso no era más que aplicar al castellano una grafía ya existente en catalán. Un giro meritorio, no lo vamos a negar, aunque faltaba la traca, el estallido de algo completamente nuevo. Llegó con la ayuda de la abuela Antonia, que a medias con el nieto cómico alumbró el viral del mes, quizá del trimestre (las cosas van muy veloces en este negociado, se consumen como cerillas locas): "Yaya, ¿estás bien?". "No, me duelen las 'pien·nas'". Y si hoy es jueves mañana será "vien·nes", aunque la señora remata con un repulido "vierrrrnes" cargado de erres de risa. Porque es una broma, humor surgido del tuétano de una ciudad de aluvión, más mezclada que un gintónic de los de hoy. (Es que no ha faltado el típico integrista que se lo toma todo a la tremenda y ha visto mancillado a Pompeu Fabra. Excepciones).

La n geminada es un producto genuino de L'Hospitalet y la vida le ha cambiado un poco a Raúl Alcaraz. La gente lo empieza a reconocer por la calle, en su barrio le palmean la mano, le piden fotos, hasta le pasan por WhatsApp parodias de su ocurrencia, que a estas alturas llevará más de 100.000 visionados en los distintos soportes. Es un charnego de muy baja intensidad, por no decir con la charneguez desactivada. Catalán, hijo de catalanes y nieto de catalanes por todas partes menos por una, precisamente la abuela Antonia, de Jaén. Fue 'casteller' y lo será de por vida: se está terminando de tatuar un 'tres de deu' en la espalda (sin tonterías: tamaño espalda) y en la pierna izquierda luce las chimeneas de Gaudí y un 'trencadís' a todo color. Porque quiso ser arquitecto hasta que un día descubrió que el pitorreo era su vocación y decidió tomárselo absolutamente en serio. "Yo había estudiado Empresariales y trabajaba en Caixa Catalunya, en El Prat".

Aquello le parecía "una pérdida de tiempo" y dejó la solidez del futuro encarrilado en anchos raíles por el alambre del ja ja ja, mercancía inestable por naturaleza. "El que contaba los chistes, el gracioso de las bodas, el que hacía reír a los que estaban a mi lado siempre era yo". Se puso a estudiar teatro, y al poco a patear bares y pubs, la carpintería donde se moldean esas tablas; se metió en las trincheras de los monologuistas -en coña, en coña, siempre hay que esquivar algo de metralla- y se topó con una mina de oro de la formación un verano que fue camarero de un chiringuito de Gavà. "Ahí me curtí mucho y almacené mucho material". Y su ciudad. Ese L'H en el que "cualquier patio de vecinos parece la ONU". "La diferencia con la inmigración de hace unas décadas -razona- solo es una cuestión de kilómetros. Ahora vienen de más lejos".

En cuatro años lleva más de 400 actuaciones. Sin labia no se quedó este hombre que admira a Rubianes, Faemino y Cansado, Gila, Dani Rovira Leo Harlem. Pero el objetivo es obtener en las redes sociales una visibilidad sin la cual "no eres nadie". Se le puede encontrar en todas: tiene web propia, TwitterFacebook, canal en Youtube... La n geminada ha sido una palanca formidable y el próximo día 26 afronta un rasero para comprobar el alcance del impulso: actúa junto a Alberte Montes en el Cercle Catòlic de L'Hospitalet.

Será un domingo, o sea dos días después del 'vien·nes'.