PROBLEMAS EN UNA VÍA RECIÉN REFORMADA

Quejas por una pifia en el paseo de Sant Joan

La ubicación de unos armarios eléctricos impide ver cuándo viene el bus

Un cartel de denuncia.

Un cartel de denuncia.

RAMON COMORERA / BARCELONA

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La reforma del paseo de Sant Joan, entre la Gran Via y la Diagonal, lleva apenas una semana acabada y el funcionamiento de las amplísimas aceras genera quejas de residentes y usuarios del transporte público. Algunos vecinos han pasado a la acción y han colgado carteles denunciando que desde las nuevas paradas no se ve la llegada de los vehículos porque unos grandes armarios de conexiones eléctricas puestos en perpendicular cerca de las marquesinas impiden avistarlos.

Las protestas de quienes viajan en bus añaden que la falta de perspectiva desde las paradas donde existen estos armarios, entre Consell de Cent y Aragó, tiene dos efectos perversos. Uno, la «peligrosidad» de obligar a acercarse al bordillo y la calzada para ver si viene algún vehículo. Y dos, como ya le ha pasado a alguno, que el bus no pare porque el conductor no ve la señal de alto que le hace el viajero o si la ve es en el último momento y opta por no parar.

Los responsables de la reforma consideran, en cambio, que la pérdida de visión «no es importante». Un portavoz municipal explicó el viernes que trasladar esos cuadros eléctricos hacia el parterre contiguo «provocaría que se mojasen por el riego, cosa a la que la empresa suministradora Endesa se niega».

La distribución compartimentada y de acceso variable de los metros de acera ganados con la ampliación crea otros problemas, según los vecinos. En esa franja, la más alejada de las fachadas, se forma un pequeño laberinto (ocurre igual en el tramo Triomf-Tetuan) con zonas de arbustos u otros tipos de vegetación y largos bancos. El paseo de Sant Joan destina ahí generosos espacios a las terrazas de bares y lo hace además con un pavimento específico. Ocurre entonces que las jardineras que ponen los locales para delimitar su perímetro se hacen llegar hasta esas líneas o muros de vegetación, con lo que se generan detrás espacios cerrados o muertos solo accesibles desde la calzada.