13 FAMILIAS EN DISTINTAS SITUACIONES

"Te da la sensación de que todo está planificado"

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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En la calle de Leiva, 37 se lo toman con humor, pese a todo. Han escrito hasta una canción. "Vivimos en el 37 de la calle de Leiva, y nos van a echar a la calle, sin nadie lo remedia", cantan. La estrenaron este sábado, en un agromercado celebrado en el barrio de Hostafrancs, el suyo, del que no quieren irse. De las 13 viviendas que conforman la finca, recientemente adquirida por el fondo de inversión Vauras Investment, hay pisos con rentas antiguas, contratos temporales y pisos okupados. Pero lo tienen claro. Todos. "Desde que empezamos a recibir las notificaciones de no renovación de los contratos temporales nos hemos hecho una piña. La compra nos ha unido", explica Jaume, quien en su caso vive en un piso con renta antigua y de momento solo ha recibido la clásica carta anunciando el cambio de número de cuenta al que ingresar el alquiler.

Su finca está delante de la PAH -lo que ayuda, cuando menos, a empoderase- y se han sabido mover en las redes sociales. Tanto, que hasta el cantante Nacho Vegas fue a visitarles este fin de semana, aprovechando su visita a Sants, y se hizo una foto de apoyo con este combativo grupo de vecinos que se niegan a que un fondo inversor decida su futuro. "Durante la crisis vimos qué pasaba con las hipotecas, y ahora van a por los alquileres. Te queda la sensación de que todo estaba planificado. Cambiaron la ley para acortar los contratos a tres años, y esos primeros contratos justo terminan coincidiendo con la escalada de precios", explica David, otro de los vecinos con un contrato temporal. "Hemos hecho la vida aquí. Mi hija va al colegio aquí. ¿Por qué tenemos que irnos?", reflexiona.

SEGURIDAD PRIVADA EN LA PUERTA

Aseguran que no han sufrido acoso inmobiliario -"lo más parecido es que nos han colocado seguridad privada en la puerta"-, pero definen la situación de "terrible". "De la noche a la mañana pasas de ser un vecino a ser un bicho [como se conoce a los inquilinos que dificultan la venta de los inmuebles por parte de los especuladores]", cuenta Jaume. "¿Qué futuro le espera a la ciudad -reflexiona- si dejamos que se expulse así a los vecinos?".

Carme, otra de las residentes, también con contrato temporal, apunta que son conscientes de que tienen poco que hacer cuando se les termine el contrato, pero están decidos a pelear "por el bien común". "Queremos poner el tema encima de la mesa. Que se visibilice la situación y abrir el debate. Que los inversores, al menos, no lo tengan tan fácil", concluye.