Próximo reto, la reconquista de la Rambla

Los vecinos, con o sin la FAVB, pretenden tomar la calle más incónica de la ciudad el 28 de enero

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CARLES COLS / BARCELONA

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En la rúa contra la gentrificación había vecinos de toda la vida. Los había, también, atípicos, como los okupas de la Rimaia, ese caso incomprensible de unos pisos de alto 'standing' de la ronda de Sant Pau que llevan 25 años sin ser vendidos. También había trabajadores del barrio, como los de Can 60, amenazados aunque el ayuntamiento haya comprado a un inversor el edificio en el que tienen sus talleres y asociaciones. Luego estaban los que ahora viven en la zona pero que, al precio que suben los alquileres, ya se ven fuera. Y por estar estaban hasta cinco prostitutas de la calle Robadors, pancarta en mano, para que se supiera a qué se dedican y de qué se quejan, de las agresiones. Era, como queda claro, una protesta coral, y el propósito es que el coro crezca. La próxima cita está prevista para el próximo 28 de enero.

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Ese día, último sábado del mes, los vecinos pretenden manifestarse por la Rambla, como en una especie de reconquista de un espacio urbano emblemático que, de un tiempo a esta parte, muchos barceloneses esquivan. Desde ahora y hasta entonces, el propósito es aumentar el número de miembros de esta suerte de comunidad del anillo e invitar a participar en esa simbólica protesta a vecinos de otros barrios que ya han descubierto lo que comporta la cara B del turismo, por ejemplo los del Poblenou, Gràcia y la Sagrada Família. Ya se verá. Lo extraño en este proceso es el perfil bajo, invisible a veces, de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), una potente organización antaño, y de la que, por alguna razón, recelan los distintos colectivos que este 10 de diciembre han salido juntos a la calle.

La rúa ha durado lo suficiente (dos horas) para, primero con unos y después con otros, ir en busca de explicaciones de este extraño divorcio. El resumen de lo escuchado es más o menos que una parte de la penúltima estructura de la FAVB forma parte ahora de la Administración pública o de la via política, como sería el caso de Lluís Rabell, de quien los elogios a su etapa como dirigente vecinal son inversamente proporcionales a las críticas que recibe como dirigente de la oposición parlamentaria. El caso es que la llegada de los ‘comuns’ a la gestión pública ha dejado a las asociaciones vecinales oficiales algo enfrentadas a plataformas como las que se han manifestado por la calle este sábado. El próximo 28 de enero será una buena oportunidad para constatar hasta qué punto ese divorcio ha sido poco amistoso, explicó una de las fuentes consultadas.

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