INSEGURIDAD EN EL transporte público de barcelona

Próxima estación, hurto

DAVID PLACER
BARCELONA

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El pitido de cierre de puertas del metro suele ser la melodía de fondo de los robos que se producen a diario en los vagones del suburbano. Es el momento preferido por los carteristas para actuar (roban en el vagón y se retiran al andén cuando las puertas se están cerrando) pero no el único. Cada vez abordan a sus víctimas con menos reparos, sin demasiado disimulo, con la seguridad de que la impunidad está de su lado. El fenómeno, lejos de contenerse, aumenta. En el 2010, los Mossos d'Esquadra han recibido un total de 22.000 denuncias de robos y hurtos en la red de metro, unas 60 al día. Y lo sorprendente es que la mayoría de turistas no quieren denunciar, según explican los vigilantes de seguridad.

Los trabajadores del metro y los vigilantes privados constatan que los carteristas (la mayoría de ellos, habituales y de sobra conocidos) actúan con mayor seguridad y tienen menos reparos en amenazar o agredir a quien les ponga obstáculos. «Una trabajadora de Drassanes fue agredida por un grupo de carteristas a quien había llamado la atención. Tras la agresión y las amenazas, la empresa tuvo que cambiarla de puesto de trabajo», dijo Carlos González, del sindicato UGT. Pese a ello, los Mossos dicen que las agresiones en los hurtos no llegan al 2%.

Las estaciones con mayor aglomeración de viajeros y turistas como Passeig de Gràcia, Sants, Sagrada Família y Diagonal son las preferidas, pero cualquier aglomeración puede ser propicia para actuar. En el andén de Urquinaona de la L-4 que comunica con el pasillo de la L-1, los grupos de carteristas cada vez más numerosos suelen acechar a los turistas. «A veces les dicen que les ayudan a bajar la maleta y tropiezan y aprovechan la aglomeración para robarles», explica un comerciante de un local ubicado en ese pasillo.

150 LADRONES DIARIOS / Los vigilantes calculan que en el metro operan unos 30 grupos de carteristas, una estimación similar a la que han realizado los Mossos, que cifran en unos 150 los ladrones quetrabajanen el suburbano cada día, casi siempre disfrazados de turistas y con un mapa en la mano que les ayuda a cubrir el momento del asalto. Los más seguros operan en Passeig de Gràcia o Diagonal donde esperan a sus víctimas al inicio o al final del andén. Necesitan perderse entre los pasillos y las escaleras tras cometer el hurto.

Aunque actúan todos los días y a cualquier hora, los sábados y domingos los ladrones se multiplican. Su afinado olfato para detectar los días con mayor afluencia de turistas hace sospechar a los vigilantes que la red controla con precisión el calendario turístico de la ciudad. El 3 de junio pasado, jornada en la que se batió el récord de visitas de cruceros, los trabajadores del metro detectaron seis grupos de carteristas en la estación de Paral·lel. «No solo son gitanos rumanos, aunque son los más visibles. Hay de todas las nacionalidades, incluso algún español. El otro día descubrí a una mujer con gafas oscuras que fingía hablar por móvil y resulta que daba claves para que su compañero escogiera a la víctima», explica un vigilante de metro.

10 VIGILANTES POR LÍNEA / Los Mossos reconocen que el problema aumenta. En el 2010 han recibido más denuncias que en el 2009, aunque «no se trata de un crecimiento significativo». Solo en la comisaría de Plaza de Catalunya recibieron unas 10.000 denuncias el año pasado. La seguridad parece insuficiente. Además de las unidades caninas, que suelen permanecer en las estaciones de enlace, en cada línea de metro trabajan 10 vigilantes, de los cuales seis van solos y no pueden enfrentarse a grupos de carteristas numerosos. «Hemos denunciado la figura del agente único. Estamos en riesgo cuando hay que actuar contra dos o más personas», explica otro vigilante.

Si nada cambia, este verano los carteristas seguirán campando por el metro, esperando, a la vista de todos, el cierre de puertas para robar su próximo billetero. Y Catalunya seguirá siendo una estación turística de referencia. Allí van los visitantes a denunciar los hurtos.