Urbanismo para salir de la crisis

Pulso en el comercio barcelonés

Establecimientos del Maremagnum, en el Port Vell, donde abren todos los domingos y festivos.

Establecimientos del Maremagnum, en el Port Vell, donde abren todos los domingos y festivos.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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La posible ampliación de horarios comerciales en Barcelona sigue engrosando argumentos a favor y en contra, en un pulso sobre el que, tal vez, arroje más luz el informe independiente que ya ha encargado el Ayuntamiento de Barcelona para evaluar el impacto (favorable o perjudicial) que podría tener en la economía local. Si la semana pasada, como avanzó EL PERIÓDICO, fueron los grandes ejes turísticos los que pedían en un manifiesto un informe imparcial para evaluar el efecto de una mayor apertura (bajo el supuesto del beneficio de mayor gasto turístico y más empleo), ayer fueron el comercio de barrio y los gremios quienes cerraron filas contra la modificación del actual modelo. Entre sus argumentos destacan que solo beneficiaría a 1.200 tiendas de las más de 36.000 de la ciudad y abriría la puerta a que grandes superficies y centros comerciales -con más medios- engrosen cuota de mercado.

Pese a las declaraciones del pasado jueves de fuentes de la Fundació, que descartaban la liberalización pero contemplaban la opción de una apertura selectiva en zonas turísticas, la inquietud generada en el pequeño comercio llevó ayer a la entidad y al Consell de Gremis de Comerç y la Confederació de Comerç de Catalunya a rechazar conjuntamente toda ampliación. Gaietà Farràs, presidente del Consell, apuntó que las encuestas dejan claro que el consumidor está satisfecho del actual modelo de «equilibrio». «A la larga sería hambre para todos», dijo, alegando que mantener más turnos generaría menos ingresos que costes (que estiman en un 25%) y supondría el paulatino cierre de negocios. Vicenç Gasca, presidente de la Fundació (aglutina a 16 ejes de barrio) agregó que en Madrid se están perdiendo tiendas por la ampliación.

INTERESES / Más contundente aún, Miguel Ángel Fraile, presidente de la Confederació, pidió al Gremi d'Hotels de Barcelona (que defiende la ampliación en pos del turismo) «respeto» al sector y apeló a los intereses del comercio familiar de la ciudad. A su juicio, se trata de una batalla de modelo económico, favorecida por los intereses de grandes superficies que solo ven posible ganar su cuota de pastel (estancada en el 15%) a costa de los festivos. Fraile solo defiende la apertura en localidades por completo turísticas, como Lloret, al considerar que en Barcelona sería inviable configurar una limitación por zonas turísticas. «¿Dónde empezarían y dónde acabarían?», dijo. También confía en que la futura ley catalana blinde el modelo catalán en junio, al margen de lo que decida ahora el Tribunal Constitucional ante la liberalización que propugna el Gobierno.

El colectivo no se opone al informe que reclaman ejes turísticos, pero duda del resultado. De hecho, cada bando ya ha presentado datos a su favor. El concejal de Comercio, Raimond Blasi, aseguró ayer que el ayuntamiento no está por la labor de ampliar, a no ser que el sector lo consensúe y pida. Pero sí ha encargado un estudio independiente a petición del Shopping Line, que integra los focos turísticos de comercio.