Convulso pleno municipal en la capital catalana

BCN se declara soberanista a costa de otra fractura pública del PSC

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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Cuando los concejales abandonan la sala de plenos del Ayuntamiento de Barcelona, a los diez minutos aparece una reducida camarilla de empleados municipales que se encargan de retirar todos los artilugios electrónicos y de limpiar los papeles que los ediles han dejado en la bancada. La luz del salón de la Reina Regente baja de intensidad y el eco se hace más abrumador. Se marchan por donde han venido y termina la liturgia de un pleno más. Y de un pleno menos. Aunque algo distinto que los anteriores. En el de ayer se distinguió un gobierno ágil y una oposición perseverante, actitudes que más de uno echaba de menos en la familiar política municipal de la capital catalana. En medio del buen tono de ambas gradas, llamó sobremanera un nuevo desliz de los socialistas a cuenta de la declaración soberanista que Jordi Portabella quiso trasladar al ámbito local. El voto nominal alumbró una nueva fractura en el PSC, aunque más suave de lo esperado después de que el líder del grupo, Jordi Martí, decidiera abstenerse cuando la lógica de los hechos recientes invitaba a adivinar un sufragio favorable al documento.

Pocas veces la grada de prensa está tan acalorada y repleta de gente. «Jordi Martí Grau», soltaba la voz grave del secretario del conclave, instando al exdelegado de Cultura en tiempos de Jordi Hereu a hacer público su voto. El martes, en el foro Primera Plan@ organizado por este diario y por Banc Sabadell, admitía que habría dichoal texto aprobado por el Parlament que abre la senda hacia el derecho a decidir. Expresarse ayer en ese mismo sentido habría sido un haraquiri político, habida cuenta de que la ejecutiva del PSC de Barcelona ya le tuvo nominado después de facilitar a CiU la aprobación del plan de acción municipal (PAM), el pasado septiembre.

RESPETO AL EQUIPO / Martí esgrimió poco después las dos razones que le llevaron a una postura neutra. En primer lugar, «porque no tiene sentido que el consistorio, una instancia de rango inferior,» debata sobre algo que ya ha pasado el corte de la cámara de la Ciutadella. Y segundo, y más importante, por respeto al resto de su grupo municipal, que votó sin fisura alguna contra la proposición presentada por Unitat per Barcelona de apoyar la senda impulsada por el Govern. El texto se aprobó con 20 votos a favor (13 de CiU, cinco de ICV-EUiA y dos de UpB), 16 en contra (nueve del PP y siete del PSC) y la abstención de Martí. Curiosamente, de los cuatro ediles ausentes ayer, tres eran socialistas: Jordi William Carnes, de baja, y Gabriel Colomé y Joan Trullén, de viaje por trabajo.

El concejal expuso tras la votación que el documento soberanista «es aceptable para el encaje federal» que defiende su partido, negó que este episodio cuestione su liderazgo y aseguró que todo se debe «a la interpretación que se haga del concepto soberanía». Sobre la posibilidad de ser sancionado, avanzó que acatará cualquier decisión que tome la dirección, aunque Carles Martí, primer secretario de la federación socialista de Barcelona, confirmaba a este diario que la opción del castigo está «descartada», al tiempo que reafirmaba la confianza depositada hace un año en su colega de filas para que sustituyera a Hereu. «En cualquier caso esto ha sido una discrepancia puntual y ha quedado claro que la posición del PSC era elnoa la declaración», puntualizó.

El líder municipal de los socialistas acumula dos abstenciones -PAM y afirmación soberanista- que no han sentado bien en la maquinaria del partido. Está por ver si, a pesar de sus buenas intenciones, la ejecutiva, inmersa en un proceso de primarias que culminará dentro de 18 meses, le saca otra amarilla o, si por el contrario, le apea de la carrera para representar al partido en las elecciones municipales de mayo del 2015.