Recuperación del patrimonio histórico

El gran campanario de la catedral se reabre al público después de 12 años

Vista panorámica en dirección hacia la montaña de Montjuïc que se contempla desde lo alto del campanario de la catedral.

Vista panorámica en dirección hacia la montaña de Montjuïc que se contempla desde lo alto del campanario de la catedral.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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El campanario de las horas eclesiásticas de la catedral de Barcelona al que se accede desde el precioso claustro gótico vuelve a abrir su puerta al público después de 12 años cerrado por motivos de seguridad. Las obras de restauración de esta torre de finales del siglo XIV finalizaron hace menos de un mes para evitar el amenazador balanceo de su estructura a causa del impacto de las vibraciones de las cinco gigantescas campanas alzadas en la cima del edificio, entre ellas la famosaTomasa.

A 53 metros altura y sin ventanales, el viento de invierno es insoportable. Trabajar a esa altura no es agradable y menos cargar material subiendo la empinada escalera de caracol, cuya llave de acceso custodian unas monjas. La torre cobija 11 históricas campanas repartidas en dos pequeños pisos, aunque no todas se han trasladado, ya que están a la espera de ser restauradas. No obstante, las visitas se realizarán en pequeños grupos, concertadas con tiempo y en contadas ocasiones ya que no es un lugar de fácil acceso.

Los arquitectos Mercè Zazurca y Josep Fuses son los responsables de la rehabilitación del campanario, que emprendieron hace un año una vez finalizado el muro de la calle de los Comptes, la fachada principal (2007) y el cimborrio (2012). «El campanario, a diferencia del cimborrio, no sufría patologías importantes», señala Zazurca.

POLUCIÓN // Aún así había peligro de que se desprendieran piedras de la torre. La principal intervención ha sido solucionar el problema de estabilidad motivado por las vibraciones. «También hemos restaurado la yunta, las piedras y saneado el deterioro causado por la contaminación», cuenta la arquitecta.

Josep Cots, encargado de la obra que coordina Urcotex (empresa que ha restaurado el Palau Güell y las fachadas del templo del Sagrado Corazón de Jesús del Tibidabo), ha colocado debajo de las campanassilentblocks, barras estabilizadoras para amortiguar las vibraciones que provocaban que la torre se moviera. «Llegó a abrirse una barandilla arriba de todo, por ello se cerró el acceso», cuenta Cots. También ha instalado un anillo de titanio en el muro. Otra medida ha sido proteger el lugar de las palomas y gaviotas que se habían apoderado de la torre. «Es un drama. Sus excrementos son corrosivos. Por ello hemos protegido el campanario con un sistema eléctrico que las ahuyenta», desvela Cots.

Las obras de la restauración de la catedral avanzan en función de la financiación. «Se encuentran en su fase final, pero aún se deben arreglar los terrados, las vidrieras del ábside, la puerta de Santa Eulàlia y limpiar las históricas campanas», enumera.

Las intervenciones para la conservación de la basílica han sido numerosas desde que se renovó el coro en 1997 y se rehabilitaron las gárgolas y se construcción la pasarela en 1998, a lo que siguió la renovación parcial de la instalación eléctrica.

TOQUES SOLEMNES // Josep Maria Martí Bonet, responsable del patrimonio de la Diócesis de Barcelona y autor de libros sobre la catedral, cuenta que a laTomasala acompañan laMercè, laMontserrat, la Antònia, laDolors, laGregòria, laNarcisa, laPaciana, laAngélica, laServeray laOleguera.

LaTomasa, con sus 2.241 kilos, es una de las campanas de mayor tamaño existente en España que dé la vuelta completa. Fue creada en 1758 y desde entonces anuncia «la toma de posesión y el entierro de los canónigos. La leyenda dice que a los eclesiásticos se les dice que presten mucha atención a su majestuoso re. «Toca para usted y no volverá a sonar hasta el día de su sepultura», les comentan en su investidura.

El director del patrimonio de la Diócesis de Barcelona recuerda el ensayo Esquels i CloquersLes campanes de la catedral, escrito en 1997 por Josep Bos que cuenta que el nombre deTomasaes en honor de San Tomás Becket, obispo de Canterbury que falleció en 1171.

En este estudio, Bos explica que las campanas son bautizadas como si se tratara de un bebé. «El ritual es muy variado con agua bendita y mucho incienso. Para subirlas al campanario se celebraba una gran fiesta popular».

Ahora las campanas suben con la ayuda de una grúa, como sucedió el domingo en la basílica de Santa Maria del Mar que instaló las cinco recién restauradas. Pero antes el ascenso se realizaba con muchas cuerdas, poleas y un esfuerzo sobrehumano.