Acción municipal en la capital catalana

CiU se acerca al PP para hacer el Port Vell de yates

Puerto deportivo del muelle de la Barceloneta, en septiembre, que se convertirá en una marina de megayates.

Puerto deportivo del muelle de la Barceloneta, en septiembre, que se convertirá en una marina de megayates.

RAMON COMORERA
BARCELONA

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El gobierno municipal en minoría de CiU tiene una existencia difícil, como recuerda a menudo el propio alcalde Xavier Trias. Debe sobrevivir con un presupuesto prorrogado por falta de socio y sufre un atasco sin precedentes en el desarrollo de los grandes proyectos heredados del PSC e ICV-EUiA (muchos consensuados además con los vecinos), en este caso por un afán casi insaciable de enmienda urbanística. Pero en tal túnel político, paralelo paradójicamente a una envidiable capacidad económica y de inversión, se empezaron a ver ayer algunas luces. Gracias al PP, el socio de primera hora perdido por el proceso soberanista, que ha vuelto nada menos que ahora para aprobar la polémica reconversión de los amarres deportivos del Port Vell, en los muelles de la Barceloneta y del Rellotge, en una marina exclusiva para los mayores yates.

La modificación urbanística, que ahora pasará al pleno del próximo 1 de febrero, fue aprobada ayer por la comisión de Hábitat Urbano con los votos en contra de los tres grupos de izquierda de la oposición, PSC, ICV y UpB. Sus representantes se emplearon a fondo para descalificar una instalación considerada elitista y de lujo que alejará de nuevo a la ciudad del mar y que es rechazada también por una amplia plataforma de vecinos, profesionales y entidades ciudadanas. Precisamente por la mañana, un acto contrario a la nueva marina organizado en la Facultat de Nàutica tuvo el apoyo presencial de sus máximos líderes: Jordi Martí, Ricard Gomà y Jordi Portabella.

MENOS AMARRES / El centro que promueve el grupo inglés Salamanca, concesionario de la actual marina del Port Vell, prevé reconvertir sus 410 amarres para embarcaciones de recreo de hasta 30 metros de eslora en tan solo 166 para megayates de hasta 120 metros. Al mismo tiempo se creará un recinto exclusivo para esta marina con tramos cercados y con dos edificios de servicios.

El impacto visual de la barrera de hasta 10 metros que pueden crear estas grandes naves en una zona tan cercana al barrio de la Barceloneta fue una de las primeras objeciones de los vecinos, aunque no la más sustancial, según remarcan ahora.

Los cambios introducidos en el plan inicial han rebajado esta cuestión con dos medidas asumidas por la promotora de forma aneja a la tramitación urbanística, según explicó el concejal del PP Eduardo Bolaños. Una, dejar espacios libres entre las naves que solo se suprimirían con ocasión de unos pocos grandes acontecimientos anuales que concentran un gran número de yates en Barcelona. Y dos, situar los yates de más de 60 metros en la zona más alejada del paseo de Joan de Borbó.

Entre los cambios que ha sufrido el plan para reducir su impacto en esa zona de la ciudad se incluye también la creación de un transbordador para facilitar la comunicación entre el muelle de Espanya, donde se encuentra el Maremàgnum, y el paseo de Joan de Borbó, en el muelle de la Barceloneta. Igualmente se ha desestimado, otra de las exigencias de la plataforma opositora, la construcción de un restaurante de lujo de 600 metros cuadrados.

El teniente de alcalde de Hábitat Urbano, Antoni Vives, sostuvo que se hacen «coincidir los intereses del puerto y de la ciudad», tildó el proyecto de «muy bueno» y dijo que «impulsará la economía y el empleo». Y sin ambages añadió que «el PP ha hecho un buen trabajo». Este papel fue denostado, en cambio, por el republicano Jordi Portabella, «los tiempos no están para llegar a acuerdos con el PP», y la socialista Assumpta Escarp, «con la vuelta del pacto CiU-PP pierden los ciudadanos». La ecosocialista Janet Sanz dijo que a pesar del acuerdo «se está gestando una alternativa que no se podrá parar».