Un transporte sostenible
La bici implora seguridad
No está claro aún si Barcelona es ciudad para bicis. Si se coge como referencia la cifra de 120.000 desplazamientos diarios o los 114.000 socios del Bicing, puede pensarse que el ciclista es un tipo con una posición social consolidada, pero si se echa una ojeada a la calle, la delicada convivencia con los peatones en la acera y con vehículos de motor en la calzada dibuja una urbe que está muy lejos de pedalear con el silbido relajado de 'Verano azul'. Una encuesta reciente, quizá la más completa realizada jamás en Barcelona, ayuda a desempatar: la capital catalana, para consolidarse como 'bike friendly', requiere más <strong>seguridad</strong>.
Del mismo modo que hay personas que no cogen el avión porque les da pánico la idea de estrellarse -alguien debería explicarles que mueren más pilotos en accidentes de coche que en tragedias aéreas-, hay barceloneses que no se atreven a coger la bici porque les da miedo ser engullidos por un autobús de TMB. La encuesta, realizada por el Bicicleta Club de Catalunya (Bacc) a petición del ayuntamiento, permite pincelar una detallada radiografía de los problemas y las necesidades actuales del ciclismo urbano. Lo primero, lo dicho: hace falta más protección, esto es, colocar separadores de caucho en todos los carriles bici situados en la calzada. El gráfico es en este sentido cristalino. El vial con gomas es lo más apreciado y el asfalto puro y duro es lo más repudiado.
BUSCAR EL CONSENSO / Inevitable hacer referencia a la reforma de la ordenanza de circulación de vehículos y peatones que el gobierno municipal presentará el mes que viene. Se tocará solo el apartado que lleva por título 'Bicicleta'. Eduard Freixedes, concejal de Movilidad, requirió un informe de la Guardia Urbana sobre la accidentalidad de la bici y analizó los estudios y los planes de futuro del mandato anterior. Como colofón, pidió un sondeo para conocer la opinión del usuario. De ahí, «con el máximo de consenso posible», nacerá la nueva hoja de ruta del ciclismo en Barcelona, aunque ya puede avanzarse que la principal novedad será la expulsión de las bicis de las aceras para que, como no se cansa de repetir el alcalde Xavier Trias, «compitan con el coche y no con los peatones».
Un pez que se muerde la cola. Por un lado, la bici implora más seguridad, y por el otro, el ayuntamiento quiere echarlas de la zona de viandantes, que es precisamente donde muchos se sienten más resguardados. La cuadratura del círculo solo se logrará cuando la alternativa ofrecida aporte un grado de confort suficiente para que el medio no vuelva a ser la anécdota residual de hace una década. Y un dato más de la encuesta para reforzar esta urgencia: el 72% de los entrevistados señalan la seguridad como el primer criterio a la hora de trazar un itinerario, mientras que la rapidez es la tercera opción (30%), por debajo de los que buscan circular con comodidad (55,3%).
El gobierno de CiU estuvo a punto de quitar todos los separadores de caucho al principio del mandato después de constatar que estas piezas habían causado accidentes a motoristas y peatones. Aquello se descartó porque a la comunidad ciclista casi le da un síncope. Estos elementos pueden ser ahora la clave del éxito. Comparemos dos casos. En Diputació logran ahuyentar a motos, transportistas y taxis, los mismos que en la calle de encima, Consell de Cent, donde este elemento no está instalado, usan este corredor para avanzar, cargar o descargar. Si se les pregunta, el 87% de los encuestados prefieren el primer caso. Freixedes tiene claro que el mejor separador es el conocido como 'barra de pan', el redondeado y alargado que puede encontrarse en Urgell, mientras que el más dañino es el 'juanola', precisamente el clavado en Diputació. Aunque los ciclistas así lo demandan, el concejal no confirma ni desmiente si esa 'baguette' se instalará en el resto de viales. «Si desde un punto de vista técnico y de seguridad queda claro que hay que ponerlas, así se hará», concreta. La encuesta ya le da algunas pistas: el 42% considera que deberían ser más frecuentes, muy lejos del 29,5% que pide más zona 30 y ya no digamos el 10,3% que reclama pintura roja en los cruces.
LA EXCEPCIÓN INFANTIL / La normativa tendrá excepciones en el uso de las aceras. Tal y como ya adelantó este diario en julio, los grupos de ciclistas en los que haya un menor sí podrán usar ese espacio. Los únicos pasillos peatonales que serán aptos para todo el mundo serán aquellos que a día de hoy ya están pintados, como Marina, Gran Via, Meridiana o Diagonal. Lo que pueden dar por descartado es la obligatoriedad del casco, aunque una pegatina en el Bicing lo recomiende. Ni se plantea ni está en estudio; ahí sí hay unanimidad.
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