Gestión económica atípica en el Baix Llobregat

Cornellà es el paradigma

Las piscinas de Can Mercader, cuya inauguración está prevista para el 2013.

Las piscinas de Can Mercader, cuya inauguración está prevista para el 2013.

CARLES COLS
CORNELLÀ

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Las buenas noticias son las malas noticias. Era el lema de la vieja prensa sensacionalista, pero con la que está cayendo ahora va y resulta que es dogma ineludible. Y es injusto, porque amenaza con situar en la penumbra mediática casos como el de las cuentas delAyuntamiento de Cornellà. Es elmenos endeudadode los grandes municipios catalanes. En las estadísticas españolas también despunta. En el 2008, cuando la crisis sorprendió a miles de alcaldes, solo Bilbao y Vila-reial tenían unas cuentas más sanas que Cornellà. Es un paradigma de lo que otros querrían ser, y que merece al menos un día de atención entre tanta mala noticia. Tan fuerte es su salud, que si la Generalitat saldara todas las facturas que tiene pendientes con el Ayuntamiento de Cornellà, el alcalde,Antoni Balmón, podría liquidar todas la deuda del municipio y dejar más de cuatro millones de euros en la caja de caudales.

Dividir la deuda por el número de habitantes. Ese es el mejor instrumento de medición en estos casos. El 1 de enero del 2010 (es la última estadística disponible) la deuda acumulada por habitante en Cornellà era de 97 euros. En Barcelona, habitual ejemplo de municipio con cintura financiera, 490. En Sant Cugat del Vallès, un pueblo con una renta per cápita alta, 927. En Tarragona, Manresa y Reus la deuda por habitante supera los 1.000 euros. Siempre les queda a estos últimos de la fila el consuelo de Madrid, donde la deuda supera los 2.000 euros por cabeza.

Para encontrar el origen de esta feliz anomalía que se produce en el corazón delBaix Llobregathay que remontarse al año 2007. En mayo hubo elecciones municipales. La crisis económica se estaba incubando, pero los síntomas eran impercetibles. Balmón, tras ganar holgadamente aquellas elecciones, se tomó unos días de vacaciones en Almería. Allí escuchó por primera vez a promotores inmobiliarios quejarse de que el viento ya no empujaba las velas de sus negocios con el mismo ímpetu. De regreso a casa, tomó una decisión contracorriente. Ordenó que en los presupuestos del 2008 la previsión de ingresos por licencias de obras se recortara drásticamente, de los seis millones inicialmente contemplados a 1,9 millones. Cornellà fue de repente una rara avis porque no iba a gastar lo que no tenía.

ATERRIZAR O ESTRELLARSE / «No solo acertamos con la caída de ingresos que se avecinaba, sino que eso nos permitió después que en la crisisCornellàoptara por un aterrizaje suave, no por estrellarse», explica Balmón.

Durante los últimos cinco años, Cornellà ha ajustado sus gastos de funcionamiento cotidiano, de forma constante, pero nunca bruscamente. Mantener en funcionamiento la estructura municipal cuesta 22 millones de euros -explica Balmón- sobre un presupuesto total cara al 2013 de 64 millones de euros. Es decir, hay margen holgado para decidir qué políticas se priorizan. Por ejemplo, en las cuentas recién aprobadas por el pleno municipal se prevé que la partida destinada a inversiones sea de más de dos millones de euros. «Invertimos, pero no sin antes tener claro cómo se pagará después el gasto corriente que puede generar esa inversión, pues por lo general la mayoría de equipamientos públicos son deficitarios», subraya el alcalde. De momento, la fórmula funciona. Hace cuatro años que el Ayuntamiento de Cornellà no acude a los mercados financieros para endeudarse. Aunque solo sea por comparar, el Gobierno de España lo hace un par de veces cada mes.

Con esa tranquilidad de fondo, Cornellà podrá inaugurar a principios del 2013 las nuevas piscinas deCan Mercader. De nuevo, aunque sea solo por comparar, Badalona tiene finalizadas las obras del Centre Cultural del Carme y se declara incapaz de poner en funcionamiento ese equipamiento.

A inversiones dedicará Cornellà en el 2013 dos millones de euros, pero será mayor la partida destinada a la red de guarderías infantiles y a distintos programas de educación, 2,6 millones de euros. El capítulo reservado para planes de ocupación tampoco es pequeño: 600.000 euros. Incluso con salud financiera, según el alcalde, es obligado decidir con extrema prudencia a qué se dedican los impuestos que pagan los ciudadanos. «Hacemos un enorme esfuerzo económico en políticas de cohesión social porque de no hacerlo tendremos que hacer en el futuro un esfuerzo en política de seguridad», afirma.

En resumen. Cornellà es un caso atípico enCatalunya. Tanto, que tiene una deuda de poco más de siete millones de euros a pagar en cómodos plazos y solo la Generalitat le debe facturas por valor de 12 millones de euros.