Dos ciclistas de la parte alta de la ciudad explican sus distintas maneras de llegar hasta el Eixample

Uno apuesta por la peligrosidad de Balmes y el otro usa calles pacificadas en sentido contrario

Un grupo de ciudadanos circula en bicicleta, por Barcelona.

Un grupo de ciudadanos circula en bicicleta, por Barcelona. / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / Barcelona

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Este diario reflexionaba ayer sobre la necesidad de crear corredores entre mar y montaña para los ciclistas, sobre todo por encima de la Diagonal, donde no hay carriles bici. En estas mismas páginas se comentaba un artículo de la ordenanza de circulación donde se señala la posibilidad de que las bicicletas compartan espacio con el bus y el taxi siempre que se señalice. Es una teoría y, hasta cierto punto, ficción, a la vista de que lo único que el ayuntamiento tiene en tareas pendientes es quitar a este colectivo de la acera. La realidad es que el ciclista sigue buscándose la vida para ir de arriba abajo. ¿Cómo lo hace? En ocasiones transitan entre la multa o la vida.

EL PERIÓDICO explica dos ejemplos de ciclistas que intentan solucionar a su manera los problemas de movilidad entre la parte alta de la ciudad y la zona por debajo de la Diagonal. Uno apuesta por la peligrosidad de Balmes y el otro usa calles pacificadas en sentido contrario.

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