Acuerdo

Barcelona agrupará todos los cruceros en el Adossat y liberará espacio para uso ciudadano

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Patricia Castán

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Las tensiones entre el Port de Barcelona y el ayuntamiento de Ada Colau empiezan a aliviarse, abriendo la puerta a proyectos importantes para la ciudad. Ambas partes han alcanzado pactos "históricos" de ordenación de los espacios portuarios que supondrán la concentración de terminales de cruceros y parte de la actividad de ferris en el muelle Adossat y la consiguiente liberación de espacios a los que se quiere dotar de más uso ciudadano. Más visible aún será para los barceloneses la reurbanización del Moll de la Fusta y el paseo de Colón, así como la futura Nova Bocana, que incorpora más usos docentes, según han explicado hoy viernes la alcaldesa y el presidente del Port, Sixte Cambra.

La relación entre el consistorio y el puerto había estado marcada desde el 2015 por la evidente falta de apoyo de Colau hacia la actividad crucerística de Barcelona. Primero contra el volumen de viajeros (2,6 millones, en el marco de los más de 30 millones de turistas anuales que visitan la ciudad) y después por la contaminación añadida por el sector. Según un estudio de Barcelona Regional, los cruceros son responsables del 1,2% de la emisión de óxidos de nitrógeno en la ciudad, los ferris del 1,4% y los cargueros del 2%. En total el puerto causa un 7,6% de la contaminación (la industria, el 8,3% y el tráfico, el 59,9%) que ahora se trata de minimizar. Los nuevos compromisos incluirán nuevos estudios y controlar al máximo las emisiones.

La nueva terminal

La gota que colmó las malas relaciones institucionales fue el reciente anuncio de una nueva terminal en el Adossat que explotaría MSC Cruceros y que el consistorio rechazaba, pese a que potenciaría la actividad de Barcelona como puerto base (con inicio y final de ruta en la ciudad), en detrimento de las meras escalas (menos rentables y sostenibles) de unas horas. Una terminal que con los nuevos planes parece más viable.

Colau ha destacado hoy que "puerto y ciudad se han de entender", porque este espacio representa 2.000 hectáreas, un 20% de la ciudad. Y Sixte Cambra ha enfatizado que la actividad de los cruceros no es un negocio para el puerto, sino para Barcelona por su impacto económico y por ser el primer puerto de Europa y el cuarto del mundo. 

El objetivo de reducir tráfico marítimo de los muelles más próximos a la ciudad se ha saldado con un acuerdo entre el ayuntamiento y el puerto que implica eliminar las terminales de cruceros de los muelles de Barcelona (cuando acabe la concesión de las alineaciones norte y este, en el 2026) y de España (terminales Maremàgnum y Drassanes, hacia el 2022-23, tan pronto acabe la ampliación del Adossat). La terminal Sud del muelle de Barcelona desaparecerá cuando se libere el espacio que ocupa una terminal de mercancías del Adossat.

La mudanza, que libera espacio para uso y disfrute ciudadano y acaba con las vallas que separan la zona de ferris, afecta sobre todo a la operativa de barcos de lujo de tamaño pequeño y alguno mediano, que son los que utilizaban estas entradas junto al edificio del World Trade Center para atracar en Barcelona, y también a los ferris de Baleària (muelle de Drassanes), que se reubicarán en el Adossat.

Cambios de ciudad

Pero el plan también pone límite definitivo al número de terminales en el Adossat, el muelle gigante al que se llega por el Pont d’Europa, donde podrá haber un máximo de 7 terminales cuando se completen las fases tercera y cuarta de prolongación del muelle. En dicho muelle ahora existen cuatro para grandes barcos y una quinta en construcción (la E). 

Aunque la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, considera que de esa manera se pone "techo al crecimiento" de cruceristas, en la práctica habrá menos terminales pero más capacidad para grandes barcos y viajeros. Y es que de las tres que desaparecerán una apenas tenía actividad y las otras dos eran mucho menores que las nuevas del Adossat. El puerto mantiene pues posibilidad de ganar pasajeros, aunque su objetivo no es crecer sino ser más sostenible, desestacionalizar la oferta y potenciarse como puerto base. De hecho, este año ha crecido un 1% en cruceristas, a costa de aumentar sus usuarios un 13% en temporada baja, y caer un 2% en la alta, redistribuyendo los flujos de turistas.

En el apartado de reducir las "externalidades medioambientales", el puerto se ha comprometido a impulsar más controles y protocolos sobre las emisiones de los barcos y encargar estudios específicos de impacto a largo plazo. 

Otro apartado destacable para el ayuntamiento es evaluar la movilidad con origen o destino al Adossat, para tomar medidas que eviten la congestión viaria en las Drassanes. El ayuntamiento quiere reducir la saturación de paseantes de la Rambla poniendo el foco en los cruceristas. En la actualidad, la Rambla acoge entre 200.000 y 300.000 paseantes diarios. La media diaria de cruceristas en la ciudad es de unas 7.100 personas, pero gran parte toman excursiones en autocar o taxi hacia zonas turísticas. 

Unos 140 millones de inversión en el Adossat

Los planes de ampliación del Adossat, ya previstos antes de que se decidiese unificar la actividad crucerística en esa zona, cuentan con presupuestos millonarios. El desembolso público será de 94 millones de euros (40 ya en marcha), mientras que los operados privados que trasladen allí su operativa o gestionen las terminales desembolsarán unos 47 millones. El consejo de administración del Port aprobó la licitación de la tercera fase de ampliación el pasado octubre. El ayuntamiento está representado con un miembro (de 15) pero se ha convertido en un interlocutor de peso después de reivindicar la necesidad de que el futuro del litoral pase necesariamente por el interés ciudadano.