Gente corriente

Pol Viladoms: "Nado hasta la boya y hago fotos del 'skyline'"

Arquitecto con debilidad por las fotos, cada año consigna en grandes panorámicas el devenir del horizonte barcelonés.

«Nado hasta la boya y hago fotos del 'skyline'»_MEDIA_1

«Nado hasta la boya y hago fotos del 'skyline'»_MEDIA_1

MAURICIO BERNAL

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-¿Desde la misma boya? ¿Cada año?

-Sí… Porque si no se hace desde la misma boya no tiene mucho sentido. La idea es que haya un patrón, que se pueda comparar.

-¿De dónde sacó la idea?

-Un día, no sé: simplemente se me ocurrió. Había comprado esta cámara porque me gustaba bucear y con ella podía hacer fotos submarinas, y un día pensé: «¿Por qué no nado hasta la boya y hago fotos del skyline de Barcelona desde el mar?» Al fin y al cabo, aunque es sumergible, también permite hacer fotos desde el agua hacia afuera.

-¿A ver? ¿Qué cámara es?

-Una Nikonos-V. Es una cámara que fue diseñada originalmente por Jacques Cousteau. Muy resistente. Y además es de carrete, fue el último modelo analógico que se produjo.

-Eso de sacar fotos del skyline… Algo hay ahí de su formación de arquitecto, ¿no?

-Sí, lo he pensando, supongo que sí. Aunque no fue algo consciente.

-¿En qué año empezó?

-En el 2004. Este es el año 12.

-Hábleme del modus operandi.

-Sí. Lo que hago es que cada año, en verano, un día de julio o agosto, nado hasta una boya… Aquí, en la Barceloneta, la boya que está frente a los cubos. Nado hasta allí y saco fotos de todo el skyline, desde Montjuïc hasta les tres chimeneas, que desde ahí se ven. Hago unas 10 o 12 fotos para abarcarlo todo, y un par de veces, para estar seguro. Después hago el montaje y queda una superpanorámica de Barcelona desde el mar.

-Será un buen nadador. Esa boya debe estar a…

-Unos 200 metros. Y no: sé nadar, pero no más. La verdad es que alguna vez lo he hecho solo, pero la mayor parte de las veces vienen uno o varios amigos; alguien se apunta siempre. Hubo un par de años en los que había muchas medusas, entonces un amigo iba delante, con gafas, mirando bajo el agua y abriendo camino.

-No debe ser fácil tomar fotos en medio del agua, sin apoyo…

-No, no es fácil. A la boya no te puedes agarrar, y además se mueve mucho, entonces lo que hago es aguantar pedaleando mientras hago las fotos. Lo importante es tener siempre una referencia de dónde acaba la foto que acabas de tomar, porque ahí empieza la siguiente, y tener presente qué cantidad de cielo y de mar sale en la imagen. Para que quede bien el montaje.

-Las fotos en sí mismas son importantes, pero sospecho que hay algo más.

-La verdad es que me gustan todos los elementos del proyecto. Que sea con una cámara analógica, lo de nadar hasta la boya… Que lo haga cada año, como un ritual. Y que es un plano subjetivo, el de alguien que se baña. Se pueden hacer fotos parecidas desde una golondrina, pero no tienen esa subjetividad. Y está el tema del skyline.

-¿Es decir?

-Quiero decir que por esta dualidad que hay en Barcelona entre montaña y mar, gran parte de las fotos del skyline de la ciudad son hechas desde la montaña, con el mar y no con el cielo de fondo. Para mí la definición de skyline son esas fotos de Nueva York tomadas desde los ferris que vienen de Staten Island. Eso sí es un skyline.

-Supongo que en la serie se advierten los cambios de la ciudad.

-Claro. El primer año apenas estaban construyendo el Hotel Vela, por ejemplo, y no estaban los edificios que hay ahora alrededor; aparecen fincas medio abandonadas que luego ya se ven recuperadas. Y la torre Agbar, que se ve desde ahí: apenas estaba el esqueleto cuando hice la primera foto.

-¿Cuántos años más piensa hacer esto?

-Pues no sé, le diría que hasta que tenga fuerzas para ir nadando hasta la boya.

-Y, no sé: ¿no se le ha ocurrido que sería una bonita exposición?

-Se me ha pasado por la cabeza, pero cuando tenga 20, o 25. Ahora tengo 12 panorámicas, y eso es muy poco.