MOVILIZACIÓN EN SANT MARTÍ

El Poblenou fuerza a la Iglesia a renunciar al plan del monasterio

Unos turistas pasean por los alrededores de la iglesia de Sant Bernat Calbó, en el Poblenou, el pasado julio.

Unos turistas pasean por los alrededores de la iglesia de Sant Bernat Calbó, en el Poblenou, el pasado julio.

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Con los vecinos del Poblenou ha topado la Iglesia. La intensa movilización de los habitantes de este barrio para impedir la construcción de un monasterio en la plaza de Sant Bernat Calbó ha surtido efecto y se ha saldado con la retirada definitiva del proyecto dadas las «dificultades de edificabilidad» que se han encontrado, según anunció ayer el arzobispado de Barcelona.

La Comunidad del Cordero preveía edificar un convento en el espacio que actualmente ocupa la iglesia de Sant Bernat Calbó, un edificio que a sus 60 años presenta graves problemas estructurales que aconsejan su derribo. A la Plataforma Salvem la Repla, que agrupa a vecinos de la plaza, se sumaron entidades cívicas, el eje comercial del Poblenou y el ampa del Colegio Mar Bella, para intensificar su oposición a los planes iniciales del consistorio alegando que en ningún momento se había involucrado a la barriada en un proceso participativo para conocer su opinión sobre cuál era el uso más apropiado para este espacio.

MEDIACIÓN

El arzobispado había cedido la explotación del lugar durante los próximos 90 años a la congregación de la Comunidad del Cordero con la intención de que construyera allí un convento. El proyecto ya contaba con todos los trámites burocráticos solventados y la pertinente aprobación del anterior gobierno municipal. La protesta vecinal era el único obstáculo para que el plan se hiciera  realidad, pero ha acabado por ser determinante.

Tras dos años de oposición, la plataforma Salvem la Repla intensificó  sus protestas para que el espacio acogiera finalmente un equipamiento público que pudiera aprovechar el barrio. Con la llegada de Ada Colau a  la alcaldía de Barcelona, los vecinos lograron que el nuevo consistorio asumiera las veces de mediador en este conflicto que mantenían con la Iglesia. Entre los recelos planteados, había sectores que temían que un barril eminentemente familiar se convirtiera en una especie de 'hostel' religioso a rebufo de la expansión turística de la zona o que se llenara de personas sin techo que acudieran a pedir ayuda al monasterio

Fruto de las movilizaciones y de la mediación municipal, el arzobispado pospuso hasta el 3 de agosto el derribo de la antigua iglesia. Apenas cuatro días después de ese anuncio, el pasado 28 de julio, la Iglesia decidía detener la demolición del edificio y «repensar el proyecto» tras una reunión con los nuevos responsables del distrito de Sant Martí.

La diócesis hizo público ayer  que la Comunidad del Cordero «han decidido renunciar al proyecto dadas las dificultades de edificabilidad» e informó de que continuará buscando la ubicación idónea para edificar «el pequeño monasterio que necesitan las hermanas».