RECUERDO póstumo A UN ARTISTA REBELDE

La plaza de Rubianes estará frente a las Cotxeres Borrell

El futuro 'pla', plaza o placita de Pepe Rubianes, ayer por la tarde.

El futuro 'pla', plaza o placita de Pepe Rubianes, ayer por la tarde.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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El pleno del Eixample aprobó la noche del miércoles con los votos a favor de todos los grupos municipales excepto el Partido Popular que el punto en el que se funden las calles de Viladomat, Marquès de Campo Sagrado y la avenida del Paral·lel reciba el nombre de Pepe Rubianes. Lo que aún está por decidir es si el espacio se llamará plaza, placita o pla, algo que se cerrará en enero, en la próxima comisión del nomenclátor.

«Rubianes haría burla con eso de que no se acaben de atrever a llamarlo plaza», bromea Toni Oller, presidente de la Associació Talia Olympia, entidad que trabaja por la recuperación del Paral·lel más farandulero. Oller fue uno de los primeros que apostó por que la plaza dedicada al cómico fuera la situada frente a las Cotxeres Borrell, pero también por que esta se urbanizara como una «verdadera plaza». «Con la forma de y griega por la que han apostado en esas placitas no se puede ni bailar una sardana sin tener que cortar el tráfico», ejemplifica el activista cultural quien, pese a ello, celebra que finalmente se homenajee al actor, fallecido en marzo del 2009.

La campaña para dedicar una plaza al humorista, hijo adoptivo de la Barcelona rebelde, la inició este diario en febrero, cuando estaba a punto de cumplirse un lustro de su muerte, el tiempo que la norma obliga a esperar para bautizar un espacio público con el nombre de un difunto. En pocas horas la iniciativa logró reunir más de 5.000 firmas de ciudadanos anónimos, y múltiples personalidades mostraron su apoyo a la campaña. Todos los grupos municipales excepto el PP se pronunciaron también a favor, igual que sucedió el miércoles en el pleno.

LA OPCIÓN MÁS REALISTA

El debate se centró entonces en cuál debía ser ese espacio. La idea inicial era que fuera en la Barceloneta, barrio en el que Rubianes estaba arraigado, o en algún punto de Ciutat Vella, su distrito. Las ganas de resolver el asunto lo antes posible hicieron optar por la solución más sencilla: aprovechar que la actual reforma del Paral·lel generará seis nuevas plazas (planos o placitas). La idea fue bien acogida, porque había ganas de destapar la placa cuánto antes mejor y porque el Paral·lel guarda también algo (cada vez menos) de la Barcelona canalla que sedujo al humorista.

Ya en ese punto faltaba decidir cuál de las seis plazas, placitas o plans. El municipio propuso primero el de la calle de Aldana, pero oyó -«en eso sí nos hicieron caso», se alegra Oller- la propuesta vecinal de que fuera frente a las Cotxeres Borrell, un buen lugar para realizar actividades callejeras, aprovechando la infraestructura del centro cívico.

Las viudas de Rubianes tendrán muy pronto -la obra acaba en febrero- un lugar más donde llorarle.