La plantilla de bus y TMB sellan la paz laboral

A diferencia del metro, que hará de nuevo paros del 18 al 22 de junio, el bus no irá más a la huelga en Barcelona en los próximos tiempos. Al menos, no por el hecho de carecer de un convenio colectivo al gusto de la mayoría de la plantilla. Los trabajadores dieron en asamblea un 'sí' unánime (solo asistireron 250 empleados de una plantilla de 4.200 personas) a la última propuesta lanzada por la dirección de la empresa, que entre otras cosas, promete un aumento salarial gradual de hasta el 4,5% en cuatro años. El acuerdo, que tiene vigencia hasta el 2019, se ha firmado este viernes y pone fin a un año y medio de negociación, ya que el anterior marco laboral caducó el 31 de diciembre del 2014.

La mesa negociadora se ha presentado en pleno a la firma del convenio, pero solo han estampado su rúbrica los delegados sindicales de UGT, CCOO, SIT, y ACAT, con 18 representantes sindicales de un total de 29. No han secundado el pacto los sindicatos CGT, Actub, COS y USOC, que reúnen 11 delegados y a partir de la puesta en marcha del nuevo convenio colectivo podrían convocar alguna que otra movilización en forma de huelga para dejar patente su rechazo. Además del incremento de sueldo, también se aumentarán los incentivos variables y se mantendrán la jubilación parcial y la generación de ocupación estable. 

La paz laboral en la empresa de autobuses es vital para que la nueva red ortogonal de autobuses, que ya tiene desplegadas por la ciudad 16 de las 28 líneas previstas, sea un éxito. A día de hoy, por estos recorridos viaja aproximadamente al 40% del pasaje diario, unas 270.000 validaciones.

CONFLICTO ABIERTO EN EL METRO

Las cosas en el metro van mucho más despacio. Tras más de una veintena de reuniones entre el comité de empresa y la dirección, la renovación del convenio colectivo sigue completamente atascada. Hasta el punto de que los trabajadores están convocados a una nueva huelga entre el 18 y el 22 de junio, que coincidirá con el Sónar, el festival de música electrónica más famoso del planeta. La empresa planteó a los empleados una tregua de un año, en el que la plantilla debía comprometerse a no parar el servicio, para poder alcanzar un acuerdo. La propuesta no solo fue rechazada sino que calentó aún más los ánimos.