MODERNIZACIÓN DE UN GRAN EQUIPAMIENTO

Un perímetro de sabor

El altar 8 Óscar Manresa muestra el nuevo espacio en un primer piso que completa a Casa Guinart.

El altar 8 Óscar Manresa muestra el nuevo espacio en un primer piso que completa a Casa Guinart.

P. C. / BARCELONA

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Costaba trabajo imaginar que esos viejos porches, donde algún restaurante convivía con rancios almacenes del mercado y por la noche se colaba la prostitución, pudieran transformarse en un circuito gastronómico. Pero la tozudez de Salvador Capdevila y otros operadores del mercado, así como de diversos chefs y empresarios, va dando una vuelta de tuerca a este perímetro de la Boqueria, donde el ayuntamiento ya ha mejorado la iluminación, reparado el techo y el pavimento y ultima la ordenación de las terrazas.

Tras la exhaustiva radiografía realizada por el distrito de Ciutat Vella hace un par de años, se vio que el perfil de muchos de los locales era adecuado para la degustación y la cata. El reto era doble, ya que había que dignificar los pórticos, darles nuevo uso, y a la vez liberar el mercado tradicional del peso turístico y de tanto bocado al vuelo. «El mercado ha de ser un lugar de compra y los porches pueden descongestionarlo», defiende la concejala Mercè Homs. Los problemas de aforo y accesibilidad en algunos llevó a impulsar pequeños formatos, con servicios comunes en algunos casos. El consistorio aporta subvenciones de hasta el 50% para mejoras, tras haber elaborado fichas de todos los locales.

El mérito de la operación es haber logrado acuerdos entre propietarios y arrendatarios que frenan una posible entrada masiva de locales fast food o inversores de los que ya se han hecho con buena parte de la Rambla. «Queríamos atraer una oferta de calidad y atractiva para el barcelonés», dice Capdevila, desde el mercado.

En transformación

Con algunas licencias en trámite pero los locales colocados hace tiempo, en las últimas semanas ha abierto Yango, del chef Carles Abellán, con butifarras catalanas pero preparadas con distintos sabores del mundo (de 4,5 a 5,5 euros, a excepción de una creación especial con trufa). «Hemos sorprendido porque es especial y novedoso, con una imagen rompedora», explica. De momento, más público local que foráneo, aunque está por ver lo que traerá la temporada alta, aventura...

También reabren estos días-tras ajustar su proyecto- Óscar Manresa con David Moya y Romain Fornell un minúsculo pero pintoresco local dedicado a la pizza individual y de masa fina que se llamará Los Soprano, como la sede madre que Manresa tiene en Gavà. Los dos primeros también están tras el crecimiento de Casa Guinart (con entrada por los pórticos y por la Rambla), que acaba de estrenar El Altar (en formato club gastronómico) en un primer piso anexo, donde caben unos 14 comensales, con propuestas que parten de los 60 euros para quienes busquen una ágape más pausado.

Y para demostrar que en la Rambla no solo prolifera la paella precocinada llegó hace unos meses Paella Bar, con el aval de Quim y Manel Marquès (Suquet de l'Almirall) y el vinatero Nacho Prats. Arroces de verdad conviven con platos elaborados con productos comprados en el mercado. Porque el auge gastronómico de la Boqueria da alas al fin y al cabo al recinto, como gran suministrador de cualquier ingrediente en el que uno piense.

Lo saben los grandes (tras su ampliación) bares de siempre del mercado, cuyo producto llega directo de los puestos de venta más cercanos. Tras la intensa cocina (en un minúsculo espacio) del Quim de la Boqueria se asoman las mejores pescaderías, carnicerías, verdulerías... de siempre. Y sí, mucho turista, porque el público local no basta para llenar la barra y que cada chiringuito esté hasta la bandera de cocineros. Uno de los bares, el último en crecer, se ha hecho con una carnicería anexa que cerraba y reabrirá pronto como Ramblero.