Pelucas solidarias
Un banco de postizos sirve gratuitamente a enfermas de cáncer sin recursos
Se miran al espejo y no se reconocen. Y eso que estaban avisadas, que sabían que en unos días verían cambiar su aspecto en un proceso inexorable que culminaría con el rasgo más notorio: la pérdida del cabello. Sin embargo, es habitual que las malas expectativas se vean superadas y que sea entonces cuando el impacto les lleve definitivamente a entrar en contacto con la enfermedad. Ahora sí pueden ver el cáncer.
Cuesta interpretar con toda su crudeza un escenario tan desolador si no se ha vivido en primera persona. Muchas de ellas lo han hecho. Son miembros de Prevenció i Informació Càncer Molins (Picam), asociación creada en Molins de Rei en el 2004 por antiguas pacientes y cuidadoras de enfermas oncológicas para aportar su experiencia (www.picam.molinsderei.net).
Conscientes de lo que representa la propia imagen para cualquier persona, en el 2005 impulsaron el proyecto que las distingue en el mundo del voluntariado catalán: un banco de pelucas gratuito para enfermas que no puedan permitirse el coste de un postizo nuevo. "Muchas veces, la peluca es la mejor ayuda que se les puede dar, para que recuperen la identidad que creen perder al quedarse sin pelo", revela Isabel Cano, secretaria y una de las cinco fundadoras de la organización.
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