El patinete eléctrico anda suelto

CARLES COLS
BARCELONA

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El año pasado fue la fotografía de dos turistas desnudos como dos adanes lo que disparó la válvula de la olla a presión que suele ser la Barceloneta en verano. Este año, sin llegar a tanto, parece han tomado el relevo los patinetes eléctricos, así que nada mejor que alquilar uno para cruzar la línea imaginaria y no ponerse periodísticamente en la piel de la víctima, sino ser el problema. «No derrape». «No se comporte de forma incorrecta». «No circule por la Rambla». Son tres de las advertencias con las que se recibe a los clientes en una de las tres principales empresas que alquilan este tipo de medio de transporte en Ciutat Vella. Las admoniciones están impresas en grandes letras y colgadas de la pared, en inglés y castellano. En cierto modo, es un reconocimiento implícito por parte de la propia empresa de que algunos usuarios pecan y contravienen las ordenanzas de circulación.

Una vez en la calle, sobre ruedas, no hay que esperar mucho para encontrar a un primer grupo de menores que sortean peatones como un esquiador las puertas rojas y azules. Van rápidos. Es imposible seguirles. ¿Por qué? De vuelta a la tienda, el dependiente da una respuesta a la pregunta. «Nuestros patinetes tienen un limitador de velocidad, a 20 kilómetros por hora como máximo, pero no todas las empresas lo instalan». Y convendría. Los modelos más sencillos del mercado no corren mucho más, pero la gama alta, que la hay, es otra cosa. «El mejor de los mejores, el rey de los patinetes eléctricos, alucina y ponte a más de 60 kilómetros por hora». Así se publicita en internet el Raycool Brushless 2100W. Cuesta 1.389 euros. Conviene subrayar que los modelos que se alquilan no suelen ser ese ferrari.

El Ayuntamiento de Barcelona, no solo por las quejas vecinales, sabe que tiene un problema por resolver. Así de claro lo reconoce. Como el mes de agosto ya está a punto de dar paso a septiembre, la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin, se ha fijado como meta más razonable que el proximo verano los patinetes eléctricos no sean de nuevo un problema. Primero pretende pasar lista, saber cuántos hay, porque la cifra que le consta al ayuntamiento, 160, está obviamente desfasada. Basta pasear por los locales donde se alquilan para certificar que son más. El segundo paso será más complejo: evitar que causen tensión en la vía publica.

Conviene antes de proseguir, recapitular.

A Barcelona, el traje de la ordenanza de circulación aprobada de 1998 muy pronto se le quedó chico. Comenzaron a llamar a la puerta del ayuntamiento pequeños empresarios que querían poner en la vía pública medios de transporte inimaginados en la ordenanza, como el trixie (triciclo con una banqueta detrás para dos pasajeros) el en su momento revolucionario segway..., y todo ello, parejo a un exponencial uso de la bicicleta en la ciudad. Al principio, la solución fue dar a cada nuevo invento unas normas específicas, y las de la bicicletas revisarlas hasta convertirlas en un texto de extenuante lectura. En el 2012, sin embargo, a la vista de que los inventores iban más rápidos que la burocracia municipal, se optó por un remedio más cómodo: cualquier ingenio eléctrico que mida un ancho máximo de 80 centímetros, pese menos de 25 kilos y circule a menos de 25 km/h tendrá los mismo derechos y obligaciones que una bici. Es decir, pueden circular por el carril bici, la calzada y las aceras más anchas de la ciudad, pero deben guardar, por ejemplo, una distancia prudencial con los peatones y no circular a menos de un metro de la fachada.

Solo por la playa

Hay, por lo tanto, una norma que regula su uso, a la que habría que añadir, además, las reglas específicas que imponen las empresas. Rent Electric, la empleada para probar una unidad, especifíca que solo deben usarse en la zona de la playa. Expresamente vetan ir con sus patinetes hasta la Sagrada Família u otro lugar turístico de la ciudad. No todos los usuarios respetan esa norma que, en cualquier caso, no contraviene las ordenanzas municipales. Otras empresas, como Wanted, no imponen esos límites, ni territoriales ni de edad.

Cara al verano que viene, el nuevo gobierno municipal se ha propuesto poner orden, sobre todo en Ciutat Vella, más que nada porque basta solo estar un poco al tanto de las últimas novedades tecnológicas para afirmar que tras el patinete eléctrico vendrán otros inventos. Las primeras unidades del sorprendente monociclo eléctrico, más pequeño e igual de perturbador si se hace un mal uso de él, ya circulan por la ciudad. De hecho, tal vez sea esa la conclusión de la experiencia llevada a cabo el pasado lunes. La ordenanza equipara el patinete eléctrico con una bicicleta, pero las bicicletas se alquilan solo para recorrer la ciudad. El patinete, a veces, solo como divertimento.

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