Avenida de obreros y burgueses

El Paral·lel fue hasta la victoria franquista en la guerra civil un escaparate de la modernidad donde todo era posible

Paral·lel

Paral·lel / periodico

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Pese a que hasta diciembre el debate sobre el futuro del Arnau seguirá vivo ahí la gracia del proceso, hay al menos dos elementos que cuentan ya con un consenso prácticamente total. El primero es que el edificio debe conservarse al tratarse del último teatro de barraca, estructura que caracterizó la época dorada del Paral·lel, en pie. El segundo, ligado al primero, es que el teatro no solo debe mantener su forma, sino que debe ser en sí, al menos en parte, un espacio dedicado a recordar la historia de la avenida en la que se levanta. Tanto recuperando la memoria del espectáculo y el ocio popular como la de los movimientos sociales y obreros que configuraron la arteria.

La semilla la puso en el 2012 en el CCCB la muestra 'El Paral·lel, 1894-1939', que coincidió en el tiempo con la reforma de la avenida impulsada por Trias, un año después de la compra del Arnau por parte de Hereu. Los diferentes agentes sociales y culturales que debatían ya entonces no tanto sobre el futuro del Arnau sino sobre el del Paral·lel, quienes participaron en talleres elaborados en el marco de la exposición, vieron desde el principio que el ingente trabajo hecho por los comisarios Xavier Albertí y Eduard Molner merecía una vida más larga, y qué mejor lugar que el Arnau.

La muestra repasaba la vida de la avenida desde finales del XIX hasta 1939, cuando todos los teatros de Barcelona cerraron después de la guerra civil. Un periodo en el que el Paral·lel fue la avenida más activa, gamberra y liberal de la ciudad, que transformó la capital catalana en un auténtico espectáculo de la modernidad, donde (casi) todo era posible.

CULTURA Y MOVIMIENTO OBRERO

El Paral·lel fue escenario de juergas de bohemios y burgueses. Había espacio para todos y para todo. De la zarzuela al jazz, de la revista a la lucha libre. La avenida fue testigo de episodios épicos de la lucha obrera, cuyo cénit se vivió en 1919, con la conocida huelga de La Canadiense, en las Tres Xemeneies, que desencadenó una huelga general que arrancó a la patronal la jornada de ocho horas. En plena Barcelona industrial, las tertulias de los incontables cafés-teatro de la avenida se convirtieron en escuela de las ideas del republicanismo, el socialismo y el anarquismo. Fue el Paral·lel uno de los lugares predilectos de Lerroux para arengar a las masas, algo que le valió el apodo de 'Emperador del Paral·lel'.

En los teatros se organizaban mítines por la mañana y cuplés, donde actuaban las estrellas de más renombre de la época, como Raquel Meller y la Bella Dorita, por la tarde-noche; momento en el que también volaban por los aires los estándares de la moral tradicional sobre el sexo y las drogas.  

La historia de la avenida es tan intensa y el espacio tan reducido que la selección de episodios a recordar en el futuro espacio para su memoria en el Arnau será complicada. Una de las personas que más ha documentado la arteria es Miquel Badenas, autor de 'El Paral·lel, nacimiento, esplendor y declive de la popular y bullanguera avenida barcelonesa'. Además de su época esplendorosa de cafés, teatros y terrazas, en cuyas lujuriosas noches se mezclaban obreros y burgueses, merece la pena subrayar la épica con la que Badenas explica la política municipal de la época a través de episodios vividos en la avenida.

100 GUARDIAS DE INFANTERÍA

Un buen ejemplo de ello, que no puede resultar más actual, son los derribos en la avenida en el año 1904. Badenas explica cómo "las denuncias y expedientes sobre infracciones por ocupar los cinco metros de vial a base de barracones destinados a las más insólitas actividades fue de tal magnitud que obligó al ayuntamiento a tomar de una vez por todas serias mediadas correctoras". Medidas que dejan en anécdota la cruzada de la concejala Gala Pin contra las terrazas sin licencia de los porches de la Boqueria. "A las siete y media de la mañana del 12 de octubre se presentaron en el Paral·lel 100 guardias de infantería y caballería, que abrieron paso a 150 obreros con picos y palas". Y sí, se llevaron por delante toda construcción que no entrara en la normativa del momento. Eran otros tiempos.

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