UN AÑO deL CAMBIO 2

Parado por falta de dinero

CONFLICTOS VECINALES. El 1 de julio se cumplirá un año de la llegada de Xavier Trias a la alcaldía de Barcelona. EL PERIÓDICO inició ayer un balance del mandato. En esta segunda entrega se analizan los asuntos pendientes en los 73 barrios de Barcelona.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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Vaya por delante la convicción de que hacer un balance del mandato cuando ha transcurrido solo un año del mismo -y el primero de su historia, supuestamente el que más cuesta- es como empezar a corregir un examen de cuatro horas después de los primeros 60 minutos. Dicho lo cual, el movimiento vecinal de la capital catalana está cuando menos intranquilo por el parón generalizado en el que está sumida la ciudad. La gran mayoría de los proyectos pendientes en los 73 barrios de Barcelona están, eso, pendientes. Y la respuesta de la Administración a las peticiones de los líderes vecinales es casi siempre idéntica: no hay dinero, algo que unos asimilan mejor que otros.

Hablar por «los vecinos» en una ciudad con un millón y medio de personas censadas se hace más que difícil, imposible. Lo que sí se puede hacer, y es lo que pretenden estas líneas, es tantear a los líderes vecinales de las distintas zonas y comparar las peticiones que hacían justo al inicio del mandato -publicadas en estas páginas el pasado 4 de julio- con las actuales. Ver que son prácticamente iguales, si no idénticas, es un buen indicador del stand by que vive la ciudad, se supone que debido a la galopante y longeva crisis.

GIRO EN NOU BARRIS / Una de las críticas más extendidas es la de la falta de participación «real». Esta se hace más dura en los lugares con mayor tradición en esos asuntos. El referente, cómo no, Nou Barris. Los plenos del distrito históricamente más combativo de la ciudad contaban hasta el año pasado con una particularidad. La coordinadora de entidades del distrito era, de facto, como un partido político más. Recibía la información que recibían todos los grupos antes del pleno y tenían derecho a réplica en todos los puntos. Con el cambio de gobierno, ese derecho se ha esfumado y, pese a que lo han reivindicado pleno tras pleno, el éxito obtenido ha sido nulo. «Antes consensuábamos todos los Planes de Actuación del Distrito (PAD). Ahora, la participación es mínima. Se habla en los consejos de barrio, pero son un mero órgano consultivo», cuenta Pep Ortiz, presidente de la coordinadora de entidades de Nou Barris, quien también destaca que de las grandes obras pendientes en el distrito no se ha realizado «ni una».

En Ciutat Vella también se oyen voces críticas con los cambios en los procesos participativos que, pese a seguir existiendo, muchos vecinos creen que han perdido el sentido, ya que son meramente consultivos. Es el caso, por ejemplo de Rambla Viva, órgano participativo del Pla Cor, invento convergente para ordenar el presionado paseo, en el que los vecinos del lugar no solo no se han visto identificados -ni menos tenidos en cuenta- sino que decidieron ellos mismos coger el toro por los cuernos e iniciar su propio macroproceso participativo, con la exitosa consulta popular organizada el pasado mes de abrir.

En cuanto al bloqueo de la mayoría de obras pendientes en los barrios, Lluís Rabell, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) y presidente de la Esquerra del Eixample, lo divide en dos: las obras que el gobierno está dispuesto en impulsar, sin fecha por falta de presupuesto -en el caso del barrio que le ocupa, los equipamientos proyectados en las Germanetes, hoy por hoy un solar en desuso- y las que, pese a contar con un consenso vecinal con el anterior equipo de gobierno, el nuevo quiere rehacer; rehacer el proyecto, claro, porque de obra, poca. Sería el caso de los equipamientos que deben levantarse en los terrenos de la Modelo tras el traslado previsto (también sin fecha ya que está pendiente de la construcción del futuro centro penitenciario en la Zona Franca, también sin calendario). El plan antiguo incluía, por ejemplo, la construcción de una guardería, algo desterrado del imaginario de CiU, que ha asegurado que no está por construir nuevas guarderías públicas sino por potenciar las plazas en las concertadas (de hecho, esa es una de las grandes críticas de la FAVB al nuevo gobierno). Otro caso similar al de la Modelo es el de Glòries o el cubrimiento de vías de Sants.

En cuanto a las peticiones vecinales de hace un año cumplidas -pocas, pero también las hay- destaca la ordenación de los buses frente a la Sagrada Família, medida reivindicada por los vecinos del barrio desde hacía años o el inicio de las obras de la escuela Mediterrània de la Barceloneta, la más longeva en barracones de la ciudad y una de las promesas electorales de Trias. Tanto es así que el municipio ha adelantado de sus arcas los fondos para levantarla, cuando se trata de un colegio público que debía pagar la Generalitat).

UN PUERTO PARA RICOS / Por último, cabe hablar de los nuevos proyectos. Alguno hay. Destaca la reforma del Port Vell, también en la Barceloneta, no precisamente fruto de una demanda popular y ni siquiera impulsada por el municipio, sino por una empresa privada, aunque con el visto bueno de la administración. La noticia de la conversión del muelle en un puerto para yates de superlujo cerrado a la ciudadanía no ha sentado demasiado bien en la Barceloneta, que ya ha realizado varias acciones en contra de esta reforma y donde se ha creado la Plataforma Denfensem el Port Vell.

También en Ciutat Vella, el distrito ha iniciado otro proyecto que igualmente ha gustado poco o nada a los vecinos (al menos a los organizados): el cambio del plan de usos del distrito, consensuado con los residentes tras un largo y complejo proceso participativo. De hecho, dicho cambio, que todavía no se ha acabado de concretar, era precisamente uno de los temores de las entidades vecinales de la zona con la llegada al poder de Trias, ya que Convergència i Unió siempre se había mostrado favorable a flexibilizar las licencias. Con el plan de usos aún en vigor, no cabía la posibilidad de abrir ningún hotel más en el goloso distrito primero.

En el resto de la ciudad, la lista de tareas pendientes no se acaba: los equipamientos en los cuarteles de Sant Andreu, la nueva perrera... Habrá que esperar los tres años restantes de mandato.