Parada y foto obligatorias

Retratar las obras de las Glòries se ha vuelto casi un deporte en la nueva 'zona cero'

Sergio Diachenko fotografía las obras.

Sergio Diachenko fotografía las obras.

MÒNICA TUDELA
BARCELONA

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Las obras de las Glòries se han convertido en un fenómeno urbano merecedor de parada y foto. En cualquier punto de la plaza puede encontrarse un fotógrafo ocasional, metiendo la mano con el móvil a través de una reja, o acercándose al máximo a los cascotes para sacar la mejor imagen, como hace Sergio Diachenko, el chico de la foto que acompaña estas líneas. «Con las obras, este es un lugar visualmente muy atractivo», explica. Diríamos que él pertenece al grupo de los que practican la fotografía de (cierto) riesgo.

A cualquier hora del día, pero especialmente cuando las máquinas están activas y los operarios riegan con agua los escombros para dispersar el polvo, se desarrolla un curioso fenómeno en cadena. Es lo que llamaríamos la fotografía de admiración colectiva. Un hombre  se para, quiere ver cómo la pinza de la máquina muerde un trozo de hormigón. Otro hombre que viene detrás se detiene a su lado. Seguro que van a comentar la obra. Efectivamente: «Esta plaza siempre está en obras. Otra vez obras», dice el hombre 1. «Sí, sí», dice el hombre 2. «Pero ahora van a poner un gran jardín», comenta una mujer que lleva a un niño de la mano y se une a la charla. A estos tres rápidamente se une más gente y ya está, ya se ha formado un grupito que comenta el estado de las obras de la que muchos ya llaman la zona cero de Barcelona. A veces el grupito se convierte en grupo y llega a sumar a decenas de boquiabiertos ciudadanos.

Foto sobre dos ruedas

Otra modalidad fotográfica es la del retrato sobre dos ruedas. Se cuentan por decenas los ciclistas que serpentean por los pasos habilitados para peatones (que van cambiando de lugar, en función de los trabajos) y deciden frenar un momento para, sin bajar de la bici, sacar una foto. Cosa de segundos y vuelta a pedalear. Muchas de esas fotos acabarán en Flickr, Facebook o Instagram.

También hallamos en Glòries otras categorías de retrato, como el turístico: el que hacen sí o sí los visitantes de la ciudad que quieren inmortalizarse junto a la Torre Agbar, aunque el precio a pagar sea aparecer en la foto llenos de polvo y con máquinas y escombros como bonito fondo.

«¿Por qué se retratan ustedes aquí?». La pareja de turistas coreanos que se saca una foto bajo la parte del tambor que aún está en pie, cerca de la calle de Cartagena con la Diagonal responde: «Nos han dicho que este es el nuevo centro de Barcelona». Les han informado bien, pero está todo en obras. «Cuando esté arreglado volveremos. Y si no, podemos pegar la plaza nueva con Photoshop», comentan. Se ríen y se sacan otra foto.