PULMÓN METROPOLITANO

Pachanga con cuatro cañas

«No tenemos conflictos. La gente viene a disfrutar; las broncas, fuera», dice uno de los jugadores

Lucas Turchi conduce la pelota durante un partido sobre el césped de la ribera del Besòs.

Lucas Turchi conduce la pelota durante un partido sobre el césped de la ribera del Besòs.

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / SANTA COLOMA DE GRAMENET

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«¡A ver si cortan el césped para que ruede bien la bola!». El lamento bien podría ser de Guardiola antes de visitar al Chelsea de Mourinho, pero no hace falta irse tan lejos, qué va. La queja la expone, socarrón, el argentino Lucas Turchi, al inicio de una de las pachangas futbolísticas que disputan cada domingo por la mañana varios grupos de sudamericanos de diferentes nacionalidades. «Lucas es uno de los más técnicos y es muy rápido», explica Luis Antonio, uruguayo de 51 años, para dar la oportuna dimensión a las guasonas reivindicaciones del chaval.

Con el estrecho camino de tierra que surca el césped y que siguen los corredores y, cómo no, con el mismo río como límites se disputan los derbis en el parque del Besòs, más abajo del puente de Can Peixauet. Cuatro cañas, literalmente, hacen las veces de postes. Las pelotas que sobrepasan el larguero virtual se consensúan entre los participantes. «No hay conflictos. La gente viene a disfrutar, sin pasarse; las broncas, fuera y el pulmón ya lo echamos en el trabajo», explica.

Variado muestrario de camisetas y algún torso desnudo configuran dos alineaciones de lo más anárquico a nivel de uniformidad. «Nos conocemos por la voz y porque hemos jugado muchas veces ya; este invierno solo faltamos un día y por un aguacero», explica el hondureño Jaime Lavado, el más veterano, a sus 55 años. «Vienen chavales de todas partes: L'Hospitalet, Nou Barris...», añade.

Se adaptan a todo y forman equipos de 6, 7 u 8 miembros, según la asistencia. Si da para formar cuatro equipos o más, despliegan un segundo terreno de juego adyacente. Nada detiene la pasión de un partido junto al Besòs.