NUEVA ESTRATEGIA EN LA LUCHA CONTRA EL FRAUDE EN EL SUBURBANO

Operación jaula en el metro

Control en el suburbano 8 Inspectores de TMB piden los billetes a los usuarios en el transbordo del metro de Verdaguer, ayer.

Control en el suburbano 8 Inspectores de TMB piden los billetes a los usuarios en el transbordo del metro de Verdaguer, ayer.

ROSA MARI SANZ
BARCELONA

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Colarse puede salir caro. Es el mensaje que cada vez con mayor insistencia transmite TMB a los usuarios del transporte público, principalmente a los del metro, donde es habitual ver cómo entran sin pagar centenares de personas. Pero no solo con campañas, como las que puso en marcha el pasado año bajo los nada amables ¿Te crees muy listo? y Quien la hace la paga, también con acciones contundentes. Como la de ayer en el transbordo entre las líneas 4 y 5 de la estación de Verdaguer, en la que los viajeros se vieron sorprendidos por interventores que los fueron alineando en los dos sentidos, separados por unas cintas para ordenar colas, sin opción a escapatoria.

Los controles eran más habituales junto a los torniquetes de las estaciones. Allí, cuando los vigilantes ven a alguien que trata de colarse lo invitan primero a comprar el billete y solo lo sancionan si se niega a pagar. Ahora se están intensificando en los pasillos de algunas paradas, lo que ya no da opción a una segunda oportunidad. En la operación de ayer, que se llevó a cabo entre las 10 de la mañana y las dos de la tarde, fueron decenas los viajeros que buscaron mil excusas para no ser sancionados con 50 euros por viajar sin pagar, una sanción que se reduce a la mitad si se abona al momento y que puede llegar a ser de 600 euros si da lugar a una sanción administrativa, o sea, si no se paga en el plazo.

A falta de contabilizar los que ayer fueron pillados, las cifras que baraja TMB es que uno de cada 100 viajeros lo hace por la cara, un porcentaje correspondiente al 2010 que fue sensiblemente inferior al del 2009 (1,1%).

El operativo de ayer, en los momentos de mayor tráfico de personas, llegó a ocasionar cierto embotellamiento, pero fue en general bien recibido por los viajeros. «Es más fácil que te feliciten, porque a muchos les molesta que se les cuelen delante de las narices», explicaba uno de los interventores. No obstante, también hubo tensión, como cuando al poco de comenzar tuvieron que pedir el apoyo de los Mossos porque dos jóvenes sin billete se mostraron violentos. Para rebajar ciertas tensiones, los trabajadores contaron con el apoyo de personal de seguridad.