ALARMA EN UN EDIFICIO MUNICIPAL

La nueva biblioteca de Urgell causaba lipoatrofia

Instalaciones del equipamiento municipal Teresa Pàmies, en la calle de Urgell, ayer.

Instalaciones del equipamiento municipal Teresa Pàmies, en la calle de Urgell, ayer.

XABIER BARRENA
BARCELONA

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No hay edificio municipal reciente más estudiado, analizado y puesto como ejemplo por casi todos los grupos políticos del ayuntamiento que el centro Teresa Pàmies, inaugurado o, mejor dicho, puesto en servicio el 9 de mayo del 2011. El esquema funcional, en el que en un solo edificio se pueden hallar varios equipamientos es el modelo a seguir, por ejemplo, y según el gobierno municipal, en la plaza de las Glòries. No obstante, el ayuntamiento ha detectado seis casos de lipoatrofia entre los trabajadores del complejo, sito en la calle de Urgell, 144, en el barrio del Eixample Esquerra. En concreto, entre los trabajadores de la biblioteca Agustí Centelles.

La lipoatrofia semicircular se manifiesta por la aparición de concavidades, sobre todo en brazos y piernas, debido a la desaparición de la grasa corporal. Este efecto se produce en las zonas del cuerpo sometidas a presión (sobre una mesa, los codos; sobre una silla, las piernas) cuando el cuerpo tiene una alta carga electrostática y esa situación se repite durante meses

El complejo cuenta con un centro cívico de 2.560 metros cuadrados, una guardería, de 950, y la biblioteca, de 3.470. Además, tiene un interior de manzana recuperado. La obra la proyectó el despacho de Rahola Vidal Arquitectes.

En los estudios realizados, tras el diagnóstico de los casos, se encontraron tres motivos que han causado la aparición de la dolencia. Todos ellos decisiones de proyecto o de elección del mobiliario. Así, las sillas de las zonas de trabajo (que no las que usan los usuarios de la biblioteca, que son de otro material) producían cargas electrostáticas por la fricción del material del asiento con la ropa. Además, dichas sillas eran aislantes, lo que provocaba que esa carga electrostática se quedara en el cuerpo de los trabajadores. El pavimento elegido para la biblioteca era escasamente conductor, algo que se acentuaba cuando la humedad era baja.

CAMBIOS NECESARIOS / Las medidas paliativas, con un coste de 45.000 euros, fueron el cambio de las sillas de los trabajadores y la sustitución de los reposapiés, siempre en busca del correcto fluir de las cargas electrostáticas. Con ese fin se puso un recubrimiento antiestático en el suelo. También se optó por colocar un sistema de humidificación del ambiente integrado en el sistema de climatización de la biblioteca.

Y finalmente, en una solución ingeniosa, se redondearon los cantos de las mesas de la zona de los empleados. ¿Para qué? Para disminuir la presión ejercida por el cuerpo al apoyar los brazos. El redondeo amplía la superficie de contacto y evita el roce en un punto concreto.