De Llucmajor a República

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EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Unas 200 personas han celebrado de forma anticipada el futuro cambio de nombre de la plaza de Llucmajor, uno de los centros neurálgicos de Nou Barris, que será rebautizada próximamente con el nombre de plaza de la República. El acto, presidido por el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, y por la concejala del distrito, Janet Sanz, ha servido para cerrar la cadena de actos que desde el pasado 14 de abril se han celebrado en la ciudad para conmemorar los 85 años de la proclamación de la segunda república.

En los años 50, un grupo de calles de Nou Barris fueron bautizadas con nombres mallorquines, como Formentor, Valledmosa y Bunyola. Al municipio de Llucmajor le tocó en suerte uno de los espacios más nobles, la intersección entre el paseo de Valldaura y la Via Favència. Esa ha sido, con el tiempo, su desgracia. El alcalde de Llucmajor, Jaume Tomàs, cabeza de lista de Més, una coalición de izquierdas no muy distinta a la que lidera Ada Colau, envió el pasado diciembre una carta al Ayuntamiento de Barcelona en el que expresó su disgusto por el cambio de nombre. De nada sirvió su queja.

La decisión de que sea esa precisamente la plaza que Barcelona dedica a la república es una carambola casi de billar de fantasía. En 1915 se pretendió dedicar la confluencia de la avenida de la Diagonal con el paseo de Gràcia a la primera república y, en especial a uno de sus presidentes, Francesc Pi Margall, aunque solo llegó a ocupar el cargo 37 días. Diversos incidentes, uno mayor, como la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, pospusieron los planes hasta la declaración de la segunda república. Entonces los problemas fueron de diseño estético. El caso es que tras la entrada de las tropas de Franco en Barcelona, las piezas terminaron escultóricas en un almacén y fueron repescadas por Pasqual Maragall en 1990. Entonces, no pareció oportuno devolverlas a su lugar original, porque la plaza había sido dedicada a Juan Carlos I. Fue así como terminaron en Nou Barris. El epílogo singular es que el actual equipo de gobierno sí que se ha decidido a retirar del nomenclátor al anterior rey y bautizar esa céntrica plaza con el nombre popular con el que se la conocía, Cinc d'Oros, pero ha optado por no ir más allá y convertirla en la plaza de la república.

DIVISIÓN EN EL PLENO

El cambio de nombre de Llucmajor a República no ha sido acordado, como era de esperar, por unanimidad. Los votos de Barcelona en Comú, Esquerra y PSC han decantado la votación. CiU se opuso porque consideraba que este era un gasto innecesario. Igual hizo Ciutadans, con el argumento, en su caso, de que las 700 firmas recogidas en favor del cambio de nombre eran una cifra muy poco representativa. Alberto Fernández Díaz, concejal del PP, fue el más virulento en expresar su oposición. Afirmó que Colau se limita a "gesticular contra la monarquía, la iglesia y las fuerzas armadas".

El cambio de nombre será oficial próximamente, cuando se completen diversos trámites administrativos.