30 negocios más con solera piden entrar en la lista de los protegidos

La antigua galería de arte Prats, convertida recientemente en comercio de ropa, ayer.

La antigua galería de arte Prats, convertida recientemente en comercio de ropa, ayer.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Siete meses después del blindaje de un año dictado por el ayuntamiento sobre 389 comercios emblemáticos de la ciudad -tiempo durante el cual se debía redactar un plan de protección definitivo que había de estar listo este noviembre-, el ayuntamiento no tiene claro aún cuántos integrarán la lista final y cuál será el grado de control. La oposición en pleno se echó ayer a la yugular del concejal de Comercio, Raimon Blasi, durante la comisión de Economía, en busca de respuestas urgentes ante el continuo goteo de cierres de tiendas históricas o como mínimo emblemáticas en el centro de Barcelona. El ayuntamiento solo concretó que más de 40 nombres de la lista a estudio se habían caído por tratarse de hoteles, y que a día de hoy se habían presentado voluntariamente otras 30 candidaturas, en pos de una supervivencia garantizada. En lo referente estrictamente a la LAU, de los 70 afectados del listado, unos 40 no han resuelto aún su situación.

Como ya se había anunciado, hay otros 18 casos de propietarios que no quieren formar parte del plan, al considerar que condicionaría su futuro de cara a cambiar usos o su venta. Cinco han optado por la vía contencioso administrativa.

El ayuntamiento ignora cuántos integrarán la selección definitiva, ya que dependerá de los criterios que se impongan. ¿Hay que blindar una ornamentación modernista o también una historia a veces intangible pero ligada al carácter de la ciudad o de un barrio? Solo hay unanimidad en que el valor patrimonial material debe ser salvaguardado. Lo avalan el propio Blasi, la oposición, las patronales y hasta la asociación de propietarios. Pero el quid de la cuestión se cierne en la actividad. El ayuntamiento ha encargado un informe externo jurídico sobre el impacto que tendría imponer blindajes a los usos. Planea el temor de que podrían llover las demandas por los perjuicios ocasionados a los propietarios, así como las dudas sobre su viabilidad legal.

Blasi informó de tres reuniones -iniciadas en julio- de la comisión técnica que integra a todas las partes (menos a los grupos de la oposición) y de la elaboración de fichas detalladas sobre la situación, actividad y características de tres cuartas partes de los más de 340 comercios a estudio. Cuando finalice el análisis, se concretarán el grado de protección y las nuevas reglas del juego, en teoría a finales del próximo mes.

CUESTIÓN DE MODELO

 Pero el concejal de Economía dejó entrever una y otra vez la posición municipal, favorable a la protección patrimonial, pero poco paternalista en cuanto a la actividad. «Yo no he comprado un traje en Deulofeu (recién cerrado) en 20 años», dijo, argumentando que muchos cierres no se producen por la LAU sino «por falta de relevo generacional, por inviabilidad económica o voluntad de cierre o venta por parte de su titular».

A meses de las elecciones municipales, la oposición sacó la artillería. Sara Jaurrieta (PSC), que llevó el tema a la comisión, lo acusó de no haber afrontado el problema en tres años de mandato, de no seguir el modelo de París (con 127 tiendas catalogadas, a costa de inversión municipal) y de no dedicar el superávit de las cuentas municipales al menester de ayudar al comercio singular. Entre otros, Javier Mulleras (PP) lamentó que cada día se agrave la situación por falta de iniciativa y pidió promoción de este tipo de comercios entre los barceloneses. «No se puede bonificar negocios sin viabilidad», le replicó, invitando sin rubor a ciudadanos y presentes a dar ejemplo comprando en dichos negocios.