REGULACIÓN DE HORARIOS COMERCIALES

Cerrado por Navidad

Clientes en una tienda del centro de Barcelona, el pasado 8 de diciembre.

Clientes en una tienda del centro de Barcelona, el pasado 8 de diciembre.

CARLES COLS / BARCELONA

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El centro de la vida comercial de la ciudad de Barcelona estará el próximo 14 de diciembre en L'Hospitalet. Otro domingo, el 28 de diciembre, se trasladará a un municipio más a poniente, a Cornellà, ciudad con El Corte Inglés, una categoría a la que algunas capitales de provincia españolas aspiran desde hace años y que les es esquiva. Total, que el 14 y el 28 de diciembre el potentísimo sector comercial de Barcelona no abrirá sus puertas. Solo lo hará un domingo de este mes, el 21, pero ese día, tras la alegría de la paga doble (quien la disfruta) y a las puertas de Navidad, podrá abrir todo el comercio de Catalunya. Lo insólito es lo otro, que L'Hospitalet y Cornellà se ofrezcan en estas fechas como destino alternativo de compras, es decir, que dentro de tres días el centro comercial Las Arenas estará cerrado y menos de un kilómetro más allá Gran Via 2 bullirá de actividad.

Es hora de recapitular. El Ayuntamiento de Barcelona decidió este 2014 destinar sus domingos comerciales, cuatro, a satisfacer las exigencias del lobi turístico. El día 21 será laborable comercialmente porque forma parte del calendario de la Generalitat, no del municipal. Interesante debate, se mire como se mire.

Festivos para turistas

Una de las más lacerantes críticas que se han formulado contra la entusiasta apuesta de Barcelona por ser un destino turístico de primer orden mundial es que así comete los mismos errores de los países que caen en el extractivismo económico, donde la supuesta bendición de tener un yacimiento a explotar (una mina, petróleo, madera....) propicia no solo una peligrosa dependencia de ese monocultivo, sino que incluso anima a las autoridades a invertir preferentemente los recursos públicos en ese sector. Es un círculo tan absurdo como un perro persiguiendo su rabo, pero de un tiempo a esta parte han emergido bastantes voces ya que se preguntan si la reforma del paseo de Gràcia, la nueva Marina Port Vell o la reurbanización del Paral·lel, por citar tres ejemplos, son prioridades ciudadanas o turísticas. Con los domingos comerciales no hay discusión.

El ayuntamiento decidió en marzo emplear sus cuatro comodines disponibles a que los visitantes encontraran las tiendas abiertas en cuatro domingos muy concretos de este 2014. Primero, el 30 de marzo, con motivo de la feria Alimentaria. Segundo, el 29 de junio, durante la Pride Barcelona, para agradar así al visitante gay, al que se le supone un alto poder adquisitivo. Y tercero y más evidente, los días 18 de mayo y 14 se septiembre, dos fechas en las que el tráfico de cruceros en el puerto iba a ser de cifras récord.

Enorme fiasco

Según Marçal Tarragó, experto en la economía comercial de Barcelona, los dos domingos brindados a los cruceristas fueron un enorme fiasco. Nadie le contradice. Ni los grandes almacenes de la ciudad («fueron dos domingos prescindibles, para olvidar», explica un portavoz) ni los representantes del pequeño comercio del centro de la ciudad. Con desembarcos de muy pocas horas, esos miles de visitantes le echaron un vistazo a la ciudad y apenas compraron. La línea de flotación de los buques, por explicarlo gráficamente, era la misma al atracar que al zarpar. Mercancía nueva a bordo, muy poca.

Algunas organizaciones comerciales, con todo, son muy cautas a la hora de criticar lo sucedido. Es el caso de la Confederació de Comerç de Catalunya y de la Fundació BCN Comerç, por ejemplo. Miquel Àngel Fraile, secretario general de esa primera confederación, reconoce que tal vez el turismo no tiene el tirón comprador del que a veces presume, pero insiste en que no hay que menospreciar la importancia del derecho de los comerciantes y empleados (unas 100.000 personas) a conciliar vida familiar y laboral en diciembre. Tarragó es mordaz sobre ese argumento. Sostiene que la decisión municipal de dedicar al turista los cuatro domingos que le concede la ley se toma premeditadamente mal para satisfacer a quienes preferirían que no se abrieran las tiendas casi ningún domingo.

Con el comercio

Es un punto de vista que da qué pensar, no en vano Sònia Recasens, teniente de alcalde de Economía del ayuntamiento, insiste en subrayar que no decide el calendario unilateralmente, sino que lo hace en función de las demandas de los comerciantes.

Desde la perspectiva del comprador, cifras en mano, la situación es chocante. Del 2006 al 2013, los comercios de Barcelona abrieron un mínimo de dos domingos en diciembre. En el 2012, la excepción, fueron tres. En todos esos años, el máximo número de festivos de puertas abiertas previstos por la ley catalana era ocho. En el 2014 esa cifra ha subido a 10 y, paradójicamente, será el primer año de la serie en el que los barceloneses solo podrán ir de compras un domingo, el 21.

La alternativa, como ya sucedió el 1 de noviembre, en que solo Barcelona tuvo las persianas abajo y el resto del área metropolitana las levantó, es simple: basta con ir a L'Hospitalet, Cornellà o, incluso, tal vez, Badalona, que aunque no tiene más domingos previstos en el calendario más allá del 21 de diciembre, el gobierno local, del PP, no esconde que no está entre las prioridades de la policía municipal perseguir a los comerciantes que decidan abrir sus puertas el día 14 o el 28, pues no es un secreto que la liberalización absoluta forma parte del ideario de los conservadores para toda España.